
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
(Tomado del muro de Facebook de Arturo Mesa)
La Habana.- Un concepto es impensable en la Cuba de hoy: «El activismo». Esa, es una palabra que pone a temblar al poder.
No se puede ser activista político en la isla porque te ganas un expediente. Y si no se puede ser activista eso significa que para acceder a un “hambre tranquila” hay que ser quietista. Lo que sucede es que por ser quietista tenemos lo que tenemos y si a eso le sumamos la manipulación no hay manera humana de salir de este enredo que nos consume.
Yo siempre he creído en la honradez, mi verdadera visión de las cosas anda por ahí, pero no la puedo divulgar, no sin que esto sea considerado un delito:…“quien intente revertir el proceso…” hasta las armas pueden utilizar en tu contra, expuesto así en el texto de la ley de leyes.
El asunto es que el proceso está revertido ya, no hay garantías ni de alimentos y los que gobiernan se desentienden de manera cínica para redireccionar a los culpables. “A ver, ¿por qué no me quitan el bloqueo”, escuchas decir, frase que acuña la total ineptitud y la prueba más auténtica de una Estado Fallido. Para mí, lingüista al fin, Estado fallido significa que el Estado ha Fallado en proveer y si ha fallado en proveer, ha ocasionado una gran injusticia alimentaria, por ende económica, por ende social, y sobra.
El activismo procura que se contemplen y validen los derechos de los pueblos, entre ellos, el derecho al alimento, a un trabajo, a una casa, a seguridad asistencial, a una instrucción, a un país y el derecho a la opinión.
El consenso no se construye desde un partido y menos desde un partido que ha estado detrás de la disfunción social regente. Y menos desde un partido que manipula cada ejercicio electoral.
Aparece entonces, el activismo. No necesita de pagos. A ella no le pagó nadie. El activismo en nuestros tiempos debe ser pacífico. Martin Luther King luchó desde la no agresión y también lo hizo Mahatma Ghandi. Sus causas fueron duras y efectivas. La verdadera fuerza espiritual (y entiéndase de convicciones) está en la no agresión.
MLK dijo que la lucha es “por eliminar el mal, no al hacedor del mismo que al final puede ser el resultado de otro mal”. Esa es la filosofía más dura, ser fuerte para aguantar la agresión y mantenerse en la lucha porque la causa lo merece.
¿Qué funciona bien en nuestro entorno? ¿Está el que protesta pagado por el imperio? ¿Tienen solución los reclamos? ¿Responden al pueblo las políticas trazadas desde arriba? ¿Se puede no ser activista? Ahí tienen las respuestas.
Al socialismo quienes le fallaron fueron nuestros dirigentes, ellos son los culpables, ellos no hallaron ni hallan respuestas, se vuelven a postular y las miserias aumentan como por ira divina. Luego surge una mujer valiente y sale a las calles por su derecho a una sociedad en donde haya activismo efectivo, (la quietud nos consume porque el hambre es también una estrategia para evitar que pensemos en nuestros derechos. Y ella merece todo el respeto nuestro y que nos ocupemos de su bienestar.
Alina tiene en su discurso toda la honradez que le falta a muchos. Hay mucha carencia de convicciones cuando se le teme a alguien por sus ideas. Hay mucho bullying político cuando te manipulan las acciones, te detienen y te amenazan porque ellos tienen la fuerza, pero no la usan contra una agresor o un malhechor, esa fuerza, ese bulling se lo hacen a quienes desde lo pacífico intentan hacer ver que con quietudes solo va a aumentar el desamparo y que uno tiene derecho a preguntarse qué clase de socialismo estamos construyendo en un país en dónde nada se produce, se compra desde afuera con otra moneda, no vas a tus hoteles, la juventud se va, no hay una tienda, tu salario es denigrante y ya no puedes pensar siquiera en ir a una playa porque ni transporte público va quedando. ¿Quién le falló al socialismo? ¿Alina?