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Por Anette Espinosa
La Habana.- El presidente de Cuba tiene un acierto enorme. Cuando propone a alguien para un cargo, los encargados de votar le dan el visto bueno. La última muestra fue la votación para elegir a los gobernadores y vicegobernadores, efectuada este domingo, y en la cual cada uno de los nombres que sugirió el mandatario recibieron el respaldo de los encargados de elegir.
Eso sí, para dar una imagen de cambio, el hombre que Raúl Castro impuso como presidente de Cuba por 10 largos años, de los cuales le faltan aún cinco, decidió sacar de juego a nueve de los que ya estaban. Lo cual quiere decir que nueve de las provincias cubanas tendrán nuevos nombres al frente de la gestión gubernamental.
En Camagüey, por ejemplo, como no puede haber dos super obesos al frente de la provincia -porque el secretario del Partido Comunista, Federico Hernández, pesa 300 libras- decidieron quitarse del camino a la hasta entonces gobernadora, Yoseily Góngora López, cuyo peso corporal supera al de Hernández en unas cuantas libras.
También fue destituido el de La Habana, al parecer porque no pudo conseguir que la capital del país lograra saltar el bloqueo, como deben hacer los revolucionarios, según una etílica sugerencia de hace un par de años del secretario del Partido Comunista en la provincia, Luis Antonio Torres Iríbar. Lo cierto es que Reinaldo García Zapata deja su cargo a Yanet Hernández Pérez, quien tendrá como compañero de gestiones a Jesús Otamendi Campos.
Pero que no se preocupen nuestros lectores por el futuro de García Zapata, que la alta dirigencia no lo dejará desamparado y le buscará un buen trabajo, casi seguro en el Ministerio del Turismo, al frente de un hotel o de una de sus empresas, como pago por su “desinteresada” labor durante los años en los que dirigió a la provincia.
Y lo mismo pasará con Mayabeque, por ejemplo, donde Tamara Valido Benítez, jurista de profesión, deja su puesto a favor de Manuel Aguiar Lamas, quien fue su segundo durante los últimos años, y quien cuenta con todo el apoyo de la secretaria del Partido Comunista en la provincia, Yuniaski Crespo Baquero, amiga personal de Díaz Canel y amante de turno del nuevo gobernador.
En Pinar del Río le arrancaron la cabeza a Rubén Ramos Moreno. El atraso en la construcción de las viviendas dañadas por el último huracán, los incendios ocasionales en muchos lugares, y la pésima opinión de la población sobre la gestión gubernamental, hicieron que Díaz Canel lo sacara del juego en beneficio de Eumelin González Sánchez, a quien, como a la mayoría de los gobernadores nuevos, le destacan los años de servicio en el partido, donde llegó hasta secretario de algún municipio y al buró provincial.
En Sancti Spíritus le dieron la papa caliente a Alexis Lorente Jiménez, luego de una votación, considerada por todos los medios de la provincia -unánime y redundantemente- como clara, transparente y ejemplo de democracia. Y, como es lógico, no dicen que será del futuro de Teresita Romero, otra obesa y sedentaria dirigente castrista a quien los espirituanos no podían ni ver, dicho así literalmente, a pesar de lo voluminoso de su cuerpo.
Para no ser menos, también hubo cambios en Holguín, Granma y Guantánamo. En la más oriental de las provincias como castigo por el levantamiento popular ocurrido en Caimanera hace unas semanas, que dejó a media docena de ciudadanos presos, los cuales, ahora mismo, viven un horrendo proceso judicial, manipulado como siempre, y con los reos llenos de secuelas por la golpiza propinada por los miembros de las tropas especiales, llamados a sofocar el conato de rebelión.
Los gobernadores propuestos por Díaz Canel -lo mismo ratificados que recién ‘electos’- no van a resolver ningún problema a la población, cuya inmensa mayoría no los conocerá jamás, porque no saldrán de sus oficinas climatizadas, ni ejercerán influencia positiva alguna en la vida de las provincias. En unos casos, no lo harán porque no están preparados para proponer políticas que cambien la situación actual, y en otros -en todos- porque no cuentan con los recursos necesarios, ni el respaldo legal, para hacerlo.
Los gobernadores de provincia son usados por el gobierno para aplicar sus políticas represivas, para intermediar entre la cúpula castrocomunista y esa parte del pueblo que aún la sigue, y que cada vez es menos, con la intención de estirar el tiempo que le queda al mando del país. Todos, tanto los nuevos gobernadores como los que siguen, intentan sacar provecho de su posición, se hacen de buenas casas -para ellos, sus familias y sus amantes-, si es posible se agencian un auto aunque sea viejo, y viven la vida, porque saben que a la primera le darán una patada en el trasero y perderán todo.
A la población le dará lo mismo Juan que Pedro, porque seguirá la lucha diaria por la supervivencia, en colas, sin comida ni medicamentos, sin medios de transporte y sin combustible, con una inflación cada vez más galopante, con hospitales cayéndose a pedazos, sin zapatos para que los hijos vayan a las escuelas, con apagones, calor, y con el pedido constante del presidente del país de resistir y crear.
Cosas de locos las que vive Cuba. ¿Hasta cuándo durará?