Naples.- Rompe la inercia el ajedrez geopolítico. El cártel de La Habana ha comenzado a liberar a una parte de los rehenes que como escarmiento capturó en julio del 2021, a cambio de legitimidad. Mailene, la abanderada (literalmente) de las protestas del 11J en el poblado Batabanó, estaba en su pase mensual cuando recibió la noticia.
Lo único que ahora mismo opaca su alegría, es la incertidumbre de si liberarán o no a su esposo, el también preso del 11J Enmanuel Robles, así como a sus compañeros de lucha Manuel Velázquez Licea y Jorgito Ortiz.
Su odisea comenzó la tarde de 11 de julio de 2021, cuando junto a su esposo y amigos se puso al frente de la incipiente manifestación, enarbolando la bandera cubana. Tres horas después la protesta llegó a su clímax, cuando a los manifestantes de Batabanó nos unimos los del Surgidero, a entonar las notas del himno nacional frente al cuartel de la policía.
A la mañana siguiente fueron a su casa a detenerla. Ella y su esposo decidieron no entregarse, no ponerse en bandeja de plata, con el apoyo de los vecinos. A las dos de la tarde de ese lunes 12 de julio, el pueblo del Surgidero tomó las calles por segundo día consecutivo. Las patrullas que habían rodeado la casa de Mailene abandonaron la vigilancia.

Mailene, junto a su esposo y tres de sus compañeros de lucha, aprovecharon para escabullirse por callejuelas y callejones hasta la línea del tren, a incorporarse a las protestas que estaban teniendo lugar tres kilómetros al sur, pero llegaron tarde. La sentada pacífica en el parque había sido disuelta de manera violenta, y no les quedó de otra que contemplar impotentes, a través de las rendijas de la pared de tablas, a los centenares de tropas élites que patrullaban las calles del Surgidero.
Unos días después llamaron a su puerta a las cinco de la mañana, y apenas abrió, el gendarme la agarró por el cabello y la sacó por la puerta para afuera en ropa ligera, junto al esposo. En la conocida como prisión del Sida de San José de las Lajas, donde reconcentraron a los rehenes capturados, una represora la obligó a gritar ‘viva Fidel’ agarrándola por el cabello, mientras golpeaba su frente contra la pared. No claudicó.
En enero del 2022, en una parodia judicial, un supuesto testigo la acusó de haberla visto pasarse la bandera por sus partes íntimas. Cuando la defensa pidió al sujeto que señalara la acusada, este no pudo identificarla: jamás la había visto en su vida.
Tres días antes de dicha parodia, medios de comunicación internacionales se habían hecho eco de una carta manuscrita suya que de forma clandestina sus familiares habían logrado sacar de la prisión de mujeres del Guatao, denunciando las torturas a la que habían sometido a una de sus compañeras. Mailene fue, además, una de las diez presas que firmó con sangre, desde la prisión, una carta dirigida al gobierno de Cuba.