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Oscar Durán.- Manuel Marrero Cruz, primer ministro de Cuba, reconoció en Caimanera que la situación en la isla es muy compleja. Claro, acto seguido aplicó el adoctrinamiento y declaró cómo se hacen esfuerzos grandes para salir adelante con la seguridad de alcanzar la victoria.
El cubano no tiene idea de esos “esfuerzos grandes que habla la dictadura, pero sí tenemos conciencia de la desgracia a nuestro alrededor. Por ejemplo, unos de los lugares visitados por Marrero, fue el poblado de Cayamo donde el deterioro del fondo habitacional es del 40 % entre viviendas en estado regular o malo. Además, el consultorio médico queda lejísimo, a los alrededores no hay ni una enfermera de la familia y los círculos infantiles no existen en todo aquello.
En ese lugar, como en muchos otros, la Revolución no ha llegado. Y han tenido el tiempo del mundo, porque llevan más de 60 años de régimen dictatorial. No obstante, el Jefe de Gobierno, fiel al optimismo barato, llamó a pobladores a unirse -como si fueran Voltus V- para salir de las dificultades y le dejó la papa caliente a los países que han hecho convenios con Cuba porque estos “darán nuevas oportunidades”. Así que ya saben, si no hay mejoría en la vida del cubano y las cosas siguen como hasta hoy, ya hay un nuevo culpable: las naciones donde el gobierno ha hecho negocios.
“Atender a la gente con lo que tenemos, con lo que está a nuestro alcance, ya bastante tenemos con todas las cosas que llevan divisas y con las importaciones. Nos estamos quedando parados y trabajando por reacciones. Eso no es lo que nos va a conducir a avanzar en este proceso tan complejo que estamos atravesando. El bloqueo va a seguir, desbloquéemonos nosotros, abrámonos nosotros. No busquemos tantas explicaciones a los problemas y encontrémosles más soluciones”, enfatizó Marrero Cruz.
Todo eso está muy bonito, pero nada se va a cumplir como dice el mandatario. Primero, porque todos los dirigentes del régimen son unos incapaces; segundo, no hay condiciones en el país para satisfacer las necesidades de la población como ellos dicen.
Mientras tanto, Marrero sigue de gira. Prometiendo y prometiendo sin cumplir nada. Al menos reconoció la situación compleja de la nación y pidió paciencia. ¿Paciencia, dijo? Los cubanos no tenemos límites con la paciencia. Hasta un día, primer ministro.