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Por Jorge Sotero
La Habana.- Tengo que admitirlo: soy crítico de todo lo que hace el gobierno cubano, con sus dirigentes, con sus medios, sobre todo. Y además de criticarlos, me burlo, porque es para lo que se prestan todos los días, del mundo. Para el sistema, sus dirigentes y sus medios, no existe la coherencia ni el sentido común.
No voy a hablar sobre aquel artículo firmado por un periodista de Ciego de Ávila, que ha logrado sobrevivir al tiempo en el libelo del Partido Comunista, diciendo que «El amor fue la brújula del Che», cuando todos sabemos el asesino que fue, y el placer que sentía por matar. Eso está probado: lo dijo él mismo. Lo demás es palabrería, tratar de limpiar más a un tipo que han blanqueado por 60 años y que murió como una rata sucia en Bolivia.
Tampoco haré referencia a «La llama de los héroes ilumina el corazón de la patria», una alabanza a los dos bomberos que no debieron morir en el derrumbe en La Habana Vieja. La muerte de ambos no fue accidental. Los bomberos no está para morir y ya en Cuba son muchos los que han perdido la vida en los últimos años, por no respetar los jefes los procedimientos. Incluso, por no tener el equipamiento necesario… Y no quiero recordar a los fallecidos cuando el incendio en la terminal de supertanqueros de Matanzas, sin que hubiera investigación alguna y nadie pagara por ellos.
Esta vez solo me referiré a un título genial, salido de la mente febril de Maylenys Oliva Ferrales -al menos es ella la que firma la nota- que dice, textualmente que «La comunidad La Demajagua tendrá servicio de agua por redes».
Al abrir la página digital y tropezarme con el titular, me vino a la mente que los vecinos del lugar, archiconocido en Cuba, porque allí cerca se dio el primer grito de independencia en Cuba, solo tendrán agua si la ven en redes sociales. Y sí, no me caigan encima, ya sé que será agua por tuberías, por algún sistema de acueducto que tal vez esté más tiempo roto que funcionando, pero qué le voy a hacer, he pensado así.
Solo quiero recordarles una cosa: muchos cubanos bromean siempre con el NTV y dicen que si quieres encontrar carne, o comida de cualquier tipo, solo tienes la opción de encontrarla en el Noticiero Estelar, porque allí se habla de planes, de toneladas de capturas de especies marinas, de empresas ganaderas que sobrecumplen planes, y se ven a dirigentes gordísimos caminando por entre campos de malangas y yucas.
Es más, en mis años en Trabajadores se decía que si querías hacer ajiaco, caldosa, o como quisieras llamar al plato, tendrías que ir al cuarto piso, buscar «el habanero», aquel periódico que salía para la provincia de La Habana de entonces -más conocida como ‘La Habana campo’- y soltarlo dentro de una cazuela. No había entonces, y hablo de hace tres décadas, viandas ni carnes en tanta abundancia como en aquel periodicucho.
Y ahora Granma se aparece con esto. Y yo me imagino que a algunos lectores les pueda haber pasado lo mismo que a mí.
En fin, Granma -como no podía ser de otra forma- anda de espaldas a la realidad: el 95 por ciento de los cubanos vive por debajo del umbral de pobreza y ellos hablan de héroes, de amor, de agua por redes, y no son capaces de explicar a su pueblo la verdadera causa de las escasez. Por suerte, a Granma, como a ese cinco por ciento que vive bien, que disfruta la vida y las mieles del poder, el tiempo se le está acabando.