
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- El gobierno de Cuba ha encaminado su política exterior, durante más de 65 años, a difamar, criticar y acusar al gobierno de Estados Unidos de todo lo que ha podido y más.
Desde luego que Estados Unidos tampoco ha sido un hermanito de la caridad, pero hay cuestiones de conveniencia política y económica que el gobierno cubano ha ignorado, orientado únicamente por sus propias ambiciones, como legado de Fidel Castro que hoy nadie tiene cataplines de cambiar.
Todos sabemos del fatalismo geográfico de Cuba, para bien o para mal, de ahí que, si fuéramos inteligentes y no bocones, como nos enseñó su alteza, podríamos sin ningún problema tener una política exterior balanceada, acorde con nuestros intereses de país y sin obviar que esa cercanía al vecino poderoso nos hubiera reportado grandes beneficios.
El ejemplo más claro es México, vecino de ambos. O quizás, Nicaragua, que aunque tiene a Daniel Ortega como sátrapa, en el plano económico ha sido capaz de mantener a Estados Unidos como el primer destino de sus exportaciones, y a la vez de recibir grandes inversiones de China, con diferencia el primer inversor allí.
Está demostrado que cuando la economía funciona y hay libertad de emprendimiento, la política pasa a un segundo plano, pues el nivel de vida es lo que marca el acierto, o no, de un gobierno.
El socialismo cubano ha actuado como un cáncer mental en la dirigencia del país, con el único objetivo de vivir como reyes, porque no existe un solo argumento para demostrar que la situación de Cuba se debe a otras razones, al menos no demostrables.
La responsabilidad única de la debacle cubana es gubernamental, por su afán de justificar lo que le conviene con dólares americanos y lo que no con el bloqueo,. Todo una gran paradoja.
Miremos a los amigos de Cuba en el mundo: ahora mismo el primer ministro Manuel Marrero está con su esposa en el Congo, y otra delegación de mujeres está en Camboya.
Además, por ahí aparecen Irán, Venezuela, Corea del Norte, Nicaragua y algunos más. Ese es el grupito del ‘Cuba no está sola’.
Todos ellos son países dictatoriales, que no nos aportan absolutamente nada. Son criticados por el mundo entero y nosotros estamos con ellos.
Con Rusia y China, con sus defectos democráticos vale la pena comerciar, pero, a pesar de los grandes proyectos comunes, poco o nada se ha podido materializar ante la ineficiencia y el incumplimiento de los contratos por la parte cubana.
De Europa casi no podríamos hablar, pues de todos es sabido las renegociaciones, reiteradamente incumplidas, de la deuda cubana, con condonaciones incluidas.
La conclusión es simple: equivocamos nuestra política exterior, nuestros «hermanos» no están en condiciones de apoyarnos, ni siquiera con un comercio bilateral, por lo que todo se resume a que voten a favor de Cuba en la ONU y eso precisamente no nos da de comer.
De la política interna es mejor no hablar. En esta prima el desatino, el afán de controlarlo todo, para no poner en peligro su poder político, lo cual ha provocado que hoy cocinemos con carbón, que no haya electricidad ni medicinas, ni tampoco transporte y mucho menos comida.
Ante esto Díaz-Canel pide comprensión y solidaridad. Es lo único que se le ocurre como solución a lo que ellos mismos han creado, o se han buscado.