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Por Hiram Caballero ()
En 2002, tres amigos —Lyndon Hanson, George Boedecker Jr. y Scott Seamans— tuvieron una idea curiosa mientras navegaban en un yate. Querían crear un zapato ligero, resistente al agua y cómodo para los amantes del mar.
Así nació Crocs, inspirado en el cocodrilo, un animal conocido por su dureza y adaptabilidad.
Lo curioso: los primeros Crocs, llamados “The Beach”, se presentaron en un show náutico en Florida y se vendieron completamente en solo unos minutos.
Aunque muchos los consideran feos, su comodidad y resistencia al agua los hicieron populares entre médicos, chefs, jardineros y turistas.
Pero no fue hasta que las celebridades y los adolescentes empezaron a personalizarlos con Jibbitz. Estos son pequeños adornos que se colocan en los agujeros. Entonces, Crocs se convirtió en un fenómeno global.
Hoy, son un ícono de estilo rebelde y hasta han llegado a las pasarelas de alta moda.
Con más de 300 millones de pares vendidos en más de 90 países, Crocs demostró algo importante. La comodidad puede ser más importante que la moda… y que lo feo también puede ser bello.