
MEDITEMOS (SOBRE LA HABANA)
Por Jorge de Mello ()
La Habana.- Hoy se cumplen 505 años de la fundación de La Habana. Soy habanero legítimo por los cuatro costados, porque esta es la ciudad donde nací, el lugar donde siempre he vivido y quiero vivir hasta el final. Porque es también la cuna de mis abuelos, de mis padres y hermanos, de mi esposa y nuestra hija.
Si algo me causa un profundo dolor a esta edad, es que durante una buena parte de mi vida he sido testigo de como los auténticos odiadores han destruido mi querida ciudad.
Pienso que en este aniversario sería irresponsable asumir, una vez más, esa actitud superficial y complaciente que caracteriza a los pueblos desmemoriados. Deberíamos detenernos para meditar y para respondernos algunas preguntas mirándonos con sinceridad frente al espejo: ¿Es momento para jubileos? ¿Debemos felicitarnos hoy sabiendo que hemos permitido la destrucción de La Habana?
¿Es qué, a pesar del caos, el sinsentido y la pobreza impuestas durante décadas, no hemos contribuido todos, por lo menos con nuestra obsecuencia, con el grave estado comatoso en el que se encuentra la que fuera una de la ciudades más vibrantes y bellas de Centroamérica y El Caribe?
Efectivamente, no es momento de algarabías y fanfarrias falsas, sino de poner el corazón sobre este pedazo de tierra.