Jatibonico.- Vivimos en un mundo lleno de actores y actrices. La única diferencia entre el teatro y la vida real es que el primero lleva ensayo, la segunda, se vive como viene, varios recursos teatrales pueden ponerse en práctica en la vida cotidiana:
La acción: ¿Qué voy a hacer?
¿Qué estamos haciendo realmente para que nuestra vida y la de los demás sea más llevadera, qué estamos haciendo para que la luz no se apague por completo y el telón se cierre sin un aplauso previo? ¿Qué estamos haciendo para que los personajes antagónicos no ganen la puesta en escena que hemos querido llamar vida, qué estamos haciendo para que mi vida no dependa de un guión predeterminado por intereses egoístas, qué estamos haciendo…?
La voluntad: ¿Por qué lo voy a hacer?
¿Por qué me levanto todos los días para emprender el camino de la vida, por qué me muevo de un área para la otra, por qué me visto de un personaje externo que nada tiene que ver con mi personaje interno, por qué hago de mi discurso palabras vacías que implican ausencias de esperanzas, por qué uso máscaras que reflejan incongruencias mentales, por qué intento callar mi palabra para decir ¡Basta!? ¿Por qué…?
El ajuste: ¿Cómo lo voy a hacer?
¿Cómo voy a asumir que tengo verdad en mi palabra, cómo voy a caminar para no parecer que he perdido el rumbo, cómo voy a esconder mis manos vacías en medio de despedidas reales, cómo haré para que mi comedia no se convierta en tragedia, cómo escogeré la canción apropiada para que sirva de banda sonora de mi vida, cómo subiré a escena para tratar de romper la cuarta pared, porque en el público, hay alguien sentado, que también me importa, cómo saludaré al otro, al final de la puesta, sin que me pueda reprochar -yo lo hubiese hecho mejor que tú? ¿Cómo…?
Porque tenemos actores que viven del «Sí mágico» y parece sencillo pero no lo es: Stanislavski planteó este método pero no solo para los actores, en nuestra vida cotidiana los encontramos haciéndose las mismas preguntas que el maestro.

Si yo fuera un médico: ¿Qué haría con mis pacientes? ¿Cómo les explico que tienen que aprender a vivir con el dolor? Si yo fuera agrícola: ¿Cómo cultivo sin recursos? ¿Cómo garantizo sin medios la comida básica para mi gente? Si yo fuera un dirigente: ¿Cómo hago más, diciendo menos? ¿Cómo puedo ser ejemplo para que otros crean en mí? ¿Cómo puedo tener apego a la verdad y que mis acciones sean consecuencias de mis evidencias?.
Si yo fuera artista: ¿Cómo defiendo una formación de públicos con menos mediocridad? ¿Cómo puedo demostrar que la cultura se promueve mas no se administra? ¿Cómo defiendo una política cultural basada en el respeto a la diversidad?
Si yo fuera yo: ¿Cómo convierto en verdad toda mi vida? ¿Cómo puedo ser consecuente con el otro? ¿Cómo defiendo una identidad basada en estereotipos materialistas?
Seamos más naturales, quitemos las máscaras en los demás y en nosotros mismos, identifiquemos a los que interpretan mal su papel y pongámonos nosotros frente al espejo, a los pocos histriónicos, a los que no miran al público con mirada limpia y transparente, pero sobre todas las cosas, evitemos los aplausos inmerecidos para los malos «actores».
«No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto». Aristóteles.
Post Views: 110