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Por Jorge Sotero
La Habana.- En una entrevista reciente, el más laureado de los escritores cubanos vivos, Leonardo Padura, dijo que la situación en el país «ya ha tocado fondo». El premio Princesa de Asturias de las Letras se pronunció sobre la realidad de Cuba y consideró que peor no puede estar la situación, ante la falta de todo lo necesario para vivir, entre ello los alimentos.
El también guionista advirtió que el momento actual es como el de otra cresta de una larga crisis, y admitió que lo peor de todo es que en estos momentos no hay esperanza alguna, a diferencia de otros momentos tensos que ha vivido la isla: «yo creo que lo que más falta hoy no es la comida, el combustible, la electricidad o el café, lo que mas falta es la esperanza».
El gobierno lo sabe, y por eso tiene militarizadas las ciudades principales. Por La Habana abundan los policías con perros, los carros militares atestados de soldados vestidos de verde olivo o negro, que caminan lentamente de un extremo a otro, sobre todo cerca de los centros de poder o de los barrios tradicionalmente malos, donde los esbirros comunistas saben que pueden producirse alzamientos.
En los últimos días hubo protestas en Centro Habana y Alamar. Y la policía y la seguridad se involucró en las congas ocasionales en Santiago de Cuba por miedo a que fueran a derivar en una protesta masiva contra el régimen. En Alamar, incluso, la seguridad del Estado estuvo ansiosa a la caza de los líderes del incipiente movimiento.
Muchos de los soldados del Servicio MIlitar han sido retenidos en sus unidades, y a las mismas han llegado uniformes de policía para vestirlos con ropa del Minint, tal como hicieron cuando los sucesos del 11 y 12 de julio de 2021 y luego lanzarlos contra el pueblo, si es necesario.
Esas señales constituyen un indicio de que la dictadura teme que ocurra un alzamiento en cualquier momento, con el condicionante de que no será fácil de controlar, como el de 2021, porque los cubanos saben que si vuelven a sus casas los mandarán a la cárcel y harán todo por sacar al gobierno antes.
Algunos, sin embargo, no creen en lo que dice Padura ni en las señales sobre la realidad de Cuba, más palpables que nunca. no hay comida, no se encuentra por ninguna parte arroz, azúcar, carnes, aceites, huevos, y cuando aparecen, las colas son enormes y los precios están por las nubes. Los salarios y las jubilaciones no dan ni para vivir tres días y los gobernantes lo único que hacen es hablar y prometer.
Encima de eso, en medio de un verano tórrido, las centrales térmicas flotantes que permanecían en Cuba tras una cuerdo con el gobierno de Turquía, levaron sus anclas y comenzaron la retirada. En cuanto haya un nuevo accidente en la termoeléctrica de Matanzas, en la de Felton, en Nuevitas, Mariel o Cienfuegos, se incrementarán los apagones y la gente saldrá masivamente a la calle.
El gobierno lo sabe. Por eso tiene el internet en mínimos, soldados acuartelados, en alerta a los militantes del partido comunista y a los chivatos, y por eso se extendió con los feriados de julio y dio cuatro días, algo que en la historia nunca hicieron. Todo eso en medio de cada vez más lamentos por lo del bloqueo y no sé cuantas historias más que ya nadie se cree.
Cuba va a explotar. El aire dentro de la caldera se ha calentado tanto que terminará por hacer saltar la tapa. Una amiga, muy optimista, cree que eso puede ocurrir en agosto. Otro, más cauteloso, está seguro de que será antes de fin de año. Lo cierto es que el fin del castrismo se acerca y que cada vez está más cerca el momento en que Cuba se libre de la lacra de los castro y sus satélites.