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DENUNCIA PÚBLICA DESDE PALMA SORIANO: LA MAFIA DEL AGUA Y LOS APAGONES

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Por Dr. Alexander Figueredo Izaguirre

Houston.- Mi nombre es Dra. Maricel Jiménez Sánchez, médico en el municipio Palma Soriano, provincia Santiago de Cuba. Hoy no puedo callar más ante tanto atropello. Quiero alzar mi voz y denunciar públicamente la situación insostenible que vivimos en nuestra tierra.

Cada día es un infierno. Regreso agotada de trabajar, de cumplir con mi deber de atender pacientes, y me espera la oscuridad: apagones interminables que me reciben y me despiden. A veces paso días sin ver la electricidad en casa. ¡Así de cruel es esta realidad!

Pero el agua, lo más básico, es otro calvario. Casi dos meses sin una gota de agua. Y mientras tanto, los noticieros—¡esos mismos que viven en otro planeta!—se atreven a decir que llegaron donaciones de motores para mejorar el bombeo en Oriente. ¿Cinco meses después? No hay motores, no hay agua, pero sí hay una mafia: los trabajadores de Acueducto y los piperos particulares, que negocian entre ellos y cobran 3000 pesos por una pipa. Y cuando, milagrosamente, ponen el agua, no hay corriente para bombearla a los tanques elevados. ¡Un círculo vicioso diseñado para exprimirnos!

Intentan disfrazar la estafa con una lista absurda para «llevar agua a las casas», pero nunca llega, porque esa lista es otro negocio más en manos de corruptos.

¿Y el gas licuado? Otro escándalo. Llevo todo el año sin poder adquirir un balón de gas, porque también está controlado por mafiosos que venden las “balitas” entre 5,000 y 8,000 pesos. ¿Quién puede vivir así?

Soy madre de dos hijos, cuido de mi madre que no trabaja para poder ayudarme, y tengo a mi abuela enferma en casa. Solo yo trabajo y mi salario no alcanza para sobrevivir a tanto abuso. ¿Cómo hago para mantener mi hogar? No puedo.

Pero cada día debo tragármelo todo, poner buena cara y atender pacientes en un sistema de salud que ni condiciones mínimas garantiza.

Ya basta. Estoy cansada.

Hablo en nombre de los que, como yo, siguen resistiendo en silencio, de los que no tienen otra opción que sobrevivir bajo este sistema corrupto y mafioso que nos roba la dignidad.

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