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EL MISTERIO DE LOS SUEÑOS

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Por Víctor ovidio Artiles ()

Caibarién.- Los secretos que tiene el cerebro humano son incalculables. Yo, soñador innato, solo de ‘pescar’ en una silla, ya estoy soñando. Gracias a ello, me he pasado viviendo la vida intensamente.

Lo de anoche fue muy fuerte. Inmerso como estoy en este Reality Show, perseguido por los abusasores y/o especuladores y con déficit monetario crónico, es imperdonable lo que me ha hecho el estado de vigilia.

En las dos horas de sueño «Reparador C» me dediqué a vivir una aventura gastronómica digna de un nuevo rico. Resulta que salí a hacer compras luego de revisar mi refrigerador vacío (ya estoy contando el sueño. No sé si se dan cuenta por la parte de las compras).

Llegué al Mercado del Sandino en Santa Clara y allí me vi frente al kiosco de la Gastronomía Municipal. Una vendedora, resultaba ser la compañera Justa Martínez, me recibió con una sonrisa contagiosa.

Había todo lo pensado (y lo soñado) de quesos y embutidos. Aún soñando, me sentí en el lugar equivocado. Le expliqué a Justa que no necesitaba nada. Ni en sueño traía dinero.

Ella me explicó que todo era barato y que las libras volvían a tener 16 onzas.

El susto que me dí casi me hace caer de la cama. ¿Se habían vuelto locos los dueños de MIPYME o estaba soñando con la máquina del tiempo?

Fue tan duro aquello que yo mismo decidí despertarme con un par de galletas bien dadas.

En el regreso me sentía deprimido y triste. Fui hasta el refrigerador, abrí su puerta y al verlo oscuro y cálido, le prometí no soñar jamás.

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