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Por Yoel Arias Hernández ()
La Habana.- No es primera vez que noticias en desarrollo, con gran atención mundial, están ausentes del panorama informativo cubano o son tratadas de manera muy parcializada en este.
Un ejemplo cercano, aunque quizás no tanto, ocurrió en 2016: Hillary Clinton vs Donald Trump. No puedo olvidar a Taladrid y otros durante la trasmisión (Mesa Redonda, creo) de los resultados de cierre de colegios. El triunfalismo no se podía disfrazar, Trump perdía frente a la ex primera dama. Ese día nos fuimos a la cama con la certeza del triunfo demócrata. El despertar fue de asombro: Trump electo.
Nótese que era 2016 y los cubanos con Internet (legal o no) se contaban con los dedos. En estas elecciones ya no estábamos tan despistados y siguiendo las redes y sitios oficiales foráneos podíamos ir detectando el sesgo en las informaciones de nuestros medios, desde las primarias, la tardía nominación demócrata de Kamala Harris, las encuestas y la jornada del primer martes del pasado noviembre.
Hace muchos años uso un punch line de un chiste nacional, con el que doy título a estas líneas. No doy crédito a autor alguno por no haberlo fijado nunca, pero está en libertad de reclamar la paternidad (previa presentación de prueba de ADN). Esto del triunfalismo a ultranza no es nuevo y afectó desde siempre cualquier noticia, incluyendo las narraciones deportivas.
No creo que yo sea el mejor referente en cuanto a registro deportivo se trata pues soy un antideportivo notorio. El del chiste, o evento deportivo real, era una pelea de boxeo, un deporte donde campeábamos hace muchos años (como en el baseball). Asumo que era una transmisión radial pues lo que ocurrió pondría en ridículo al narrador si aquello hubiera estado saliendo en vivo por la tv.
La trama es sencilla: el narrador solo mencionaba los golpes del púgil cubano y uno se quedaba con la idea de la pateadura épica que estaba recibiendo el contrario. Pues nada, concluye así: «…derecha… izquierda, el cubano. ¡Derecha-izquierda el cubano!… y cae en la lona el cubano».
Reitero que este chiste, posiblemente de los 90, marca una tendencia que llega hasta nuestros días, molestando más que informando, sobre todo ahora que la contrapartida está en las manos de la gran mayoría de la población: el móvil. No es de extrañar declaraciones, contrarias a la realidad, que hayamos obtenido de algún medio oficial(ista), sobre la condición de «voluntario» del Servicio Militar en cuba, dicho en la ONU, para luego crear una ley que criminaliza no cumplirlo.
Ganar un juicio en Londres, que no el litigio como tal, cuya sentencia ganadora se apeló. Resultando que realmente fue un tecnicismo que fue aceptado. Todos sabemos que el Estado cubano es el «dueño» de todo en Cuba, pero bueno… El verdadero final de aquella «victoria» y la apelación del resultado «favorable» también lo conocimos en internet, ese que tanto se acusa de generar «fake news».
La declaración en las Naciones Unidas que el sistema eléctrico es robusto o fortalecido a las puertas de, no uno, sino dos colapsos energéticos (al menos) que afectaron la nación completa y que los medios se encargaron de repetir hasta la saciedad también fue pasto de nuestros humoristas gráficos, llamados memeros.
Se van a sorprender del giro que va a tomar el texto, pero fue la causa real de sentarme a escribir
Imagino que la caída del régimen sirio, del cual era aliado el actual gobierno continuista, habrá tomado por sorpresa a una buena parte de los lectores. No hace ni dos días leí un post, que compartía un amigo, de una publicación de Donald Trump. El tema era la inminente caída de Bashar Assad y sus consecuencias para la influencia rusa en el área… y me dije, «vaya, no conocía de la inestabilidad de aquel gobierno», seguro los medios nacionales no le tiraron a eso.
Ya esta mañana me desayuno, literal porque fue así de temprano, con la noticia del avance de las tropas enemigas sobre Damasco y la caída del gobierno de Assad sobre la imaginaria lona del cuadrilátero geopolítico, como si de aquel boxeador cubano se tratase, y uno, despistado, solo haya tenido como referencia los golpes de «…derecha… izquierda…» que propinaba el ahora derrotado Bashar.
Nada, era eso, continúen (des)informándose.