Por Héctor Miranda ()
Moscú.- Cuando los aliados de Evo Morales bloquean carreteras en Bolivia en protesta contra el gobierno de Luis Arce, el otrora ministro de Economía del líder cocalero, está justificado, y los medios cubanos se hacen eco de la revuelta. No importa si 60 policías salieron heridos o alguien murió producto de la violencia de los manifestantes.
Si en Chile la gente se lanza a la calle a reclamar contra las políticas gubernamentales, es bueno. Y los mismos medios le dan bombo y platillo a todo aquello, porque los «pobres» chilenos están reclamando sus derechos. Y también porque nadie les paga por manifestarse. Allí todo es espontáneo, fruto de políticas neoliberales.
Si pasa en Europa, ni hablar. El viejo modelo de la socialdemocracia no aguanta más. Los trabajadores del Metro de Londres hacen una huelga más que justa y consiguen aumentos salariales, reducción a cuatro días de la semana laboral y algunos beneficios más.
En la República Checa se manifiestan los policías y los bomberos, y consiguen sus objetivos. ¡Qué bien!
Y si pasa en Estados Unidos… si en cualquier lugar de Estados Unidos, grupos de personas salen a las calles en señal de protesta, en Cuba le dan toda la importancia del mundo. Las noticias sobre el tema abren y cierran ediciones de noticieros y periódicos. No hay manos negras detrás, todo es espontáneo, porque refleja el descontento popular, aunque estemos hablando de países donde la mayoría de la población tiene los problemas resueltos.
En esos lugares alguien, ocasionalmente, va preso, pero solo si su actuar supera los límites de lo permitido, y provoca daños considerables, o muertes.
En Cuba es diferente. El que protesta en Cuba está pagado por alguien. De los que salieron a las calles el 11 de julio de 2021, una gran parte estaba confundida. Y no lo digo yo, lo dijo el presidente del país en una nerviosa alocución por la televisión nacional. La otra parte estaba pagada por la CIA o las diferentes agencias del gobierno de Estados Unidos, que es como decir El Imperio.
En esa ocasión metieron a más de mil personas presas, supuestamente por hechos vandálicos que, en muchos casos, no se vieron por ninguna parte, como en San José de las Lajas, donde los hermanos Jorge y Nadir Martín Perdomo fueron condenados a largas penas y allí no se rompió ni un cristal. Pero siempre apreció algún siervo de los gobernantes para prefabricar un juicio, amañarlo y condenar a los dos hermanos, mejores hombres y personas que todos los que los enjuiciaron juntos.
En los últimos días han ocurrido protestas en diferentes lugares. Personas que salen a la calle a tocar cazuelas, a pedir, a reclamar derechos, porque tener alimentos, medicinas, agua, electricidad, calles limpias, son derechos universales de las personas y los gobiernos tienen que garantizarlo, o permitir que alguien lo haga. Y enseguida empieza la persecución, el encarcelamiento, y en pocos días vendrán los juicios y las largas condenas.
La Fiscalía General, para meter miedo -porque no hay otra razón- informó, en una posición poco habitual, que había personas procesadas por las protestas. Porque, a pesar de que la Constitución garantiza el derecho a la manifestación, los encargados de impartir «justicia» y la Policía, lo niegan.
En la Cuba de hoy cualquier cosa es atentado o desacato, y por cualquier motivo puedes ir a la cárcel o pagar una multa que nadie se podía haber imaginado hace un tiempo, como a un vendedor de ajos en Quemado de Güines, a quien multaron por 60 mil pesos hace un par de días. Así como así, con la mayor tranquilidad del mundo.
Desde que el mundo es mundo existe el oficio de comerciante. El que iba de Europa a la India, en caravana de caballos o en barcos, en busca de especias para venderlas luego en el llamado viejo continente, no era un intermediario, ni un merolico, y mucho menos un bandido. Solo era un comerciante, y hacía lo mismo que el chico que vendía ajo en Quemado de Güines.
A mí me gustaría que alguien explicara la diferencia entre las protestas buenas y las malas, entre el actuar bien en algunos lugares y el malo en Cuba, en una Cuba cada vez más empobrecida por culpa de un gobierno que no es capaz de garantizar nada, cuando no sea culpar de todo al bloqueo. Y si hay que echarle un poco de culpa al bloqueo, venga, le doy su por ciento. ¿Y el otro por ciento? ¿Y la otra parte de la culpa quién la tiene? ¿O es de esos que de vez en cuando quitan por corrupción, como el exministro de Economía o el vice primer ministro tronados?
Las personas protestan hasta en Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, que son los paraísos de este mundo, y allí nadie los reprime, nadie los enjuicia. Entonces, ¿por qué no puede reclamar el cubano, que está en las antípodas de los referidos países?
Y a mí que no me venga nadie a hablar de salud gratuita, educación universal y gratis, y esas cosas con las cuales dormí mucho tiempo. Conozco buena parte de este mundo y sé de todo eso.
El gobierno cubano, en lugar de reprimir protestas o encarcelar a los que reclaman sus derechos, debería prestar más atención a esos que no tienen medicinas ni para la presión, al que tiene que buscar todo para una operación quirúrgica, al que no tiene ni carbón para cocinar, o al viejito que los mil 500 pesos de jubilación no le alcanzan ni para comerse un huevo cada tres días… si encuentra el huevo.
Yo creo, como dicen las personas en las redes, que es hora de parar. Las protestas no son malas, al menos no las de los cubanos.