
CUBA: ¡SE ACABÓ!
Por Eduardo Díaz Delgado ()
La Habana.- Estos no son resultados del huracán, son de la revolución, de sus fósiles, de su regeneración en degenerados y de todos aquellos que, por no ser sinceros consigo mismos, evitan reconocer delante de un espejo (aunque sea) que la revolución fracasó, que le hace daño a la nación y que está poniendo en riesgo la vida de la gente.
Eso ya fracasó; no hay nada que salvar. No puede haber miedo a lo que vendrá después, porque no tiene manera de ser peor. Un cambio en Cuba, incluso si nos va mal, nos irá mucho menos mal que ahora, es decir, mucho mejor.
El gobierno es un parásito que desbarató todo por su afán de mantener el control del país, como si fuéramos esclavos. Algunos están tan sumidos en esta idea que lo son, pero no hay nada más frágil que el poder basado en el engaño. Ese poder no depende del que engaña para sostenerse.

Existe un viejo refrán en los pasillos del Comité Central que dice que si la revolución cruza el verano, está a salvo hasta el próximo verano. Allí mismo no se creen ni siquiera que estén en sus puestos de trabajo. Tengo mensajes (que no puedo poner aquí por razones obvias) de personas de la Seguridad que trabajan en eso, pero que quieren que esto se caiga hace rato, y ya ni siquiera lo esconden.
No van a perseguir a nadie, porque su familia también está sufriendo enormemente. Recibo capturas de grupos en los que algunos jefes les gritan a sus subordinados porque no participan en la «lucha» en redes sociales, y peor aún, por estar ausentes en la movilización convocada en silencio por si la gente sale a la calle en estos días después del apagón, que ya está aquí y se extiende. Es increíble que se atrevan a enviar esa información; el nivel de desesperación que debe haber en sus cabezas es tremendo.
Por otro lado, la orientación es ir a trabajar ahora que se rumorea la idea de una huelga general. Asistencia al trabajo sin sentido, con ciclón y sin SEN (Sistema Eléctrico Nacional), cuando la sola caída del SEN ya paralizó el país. Ellos saben que hoy no cuentan con tanta gente para reprimir como el 11 de julio, y que mucha de la gente que salió a reprimir en aquel momento, ahora tendría que ser contenida. Ellos lo saben y nosotros también.
Dos puntos importantes para señalar:
1. Cuando se va la conexión, no siempre es por la falta de energía. Aunque queden reservas de batería en muchos lugares, están evitando que, si salta una chispa, la gente se contagie y se riegue la voz. Ya tienen ese escenario previsto.
2. Nos han entretenido con el debate de por qué a La Habana le quitan menos la corriente, avivando estas bajas pasiones y resentimientos. Es a propósito, y más que para evitar que La Habana se tire a la calle, es para que las provincias no se unan, para no tener que dividir la poca fuerza que les queda. Es a propósito que los apagones sean desproporcionados entre la capital y las provincias.
Para ellos, el costo político de que estemos pasivos y aguantando es tan bajo que les conviene que asumamos las consecuencias. Hay lugares donde el racionamiento es de 23 a 1, 23 horas sin luz antes de la desconexión del SEN. Si dejamos de caer en ese juego, ellos pierden.

Es ahora o nunca; pasen la voz poco a poco, porque ni siquiera los que deben vigilar lo están haciendo. No hay casi ningún CDR en pie. Estamos esperando la chispa, pero no podemos esperar para siempre.
Es ahora o nunca. Ya mucha gente lo ha perdido todo y no tiene nada que perder. No los dejes solos, porque tú también lo perderás todo a su debido tiempo; es solo cuestión de tiempo.