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Por Rodolfo Alpízar ()
La Habana.- En pocos días se desarrollará un nuevo congreso de la Uneac y viendo los mensajes, las entrevistas y el resto de espacios dedicados al encuentro, se concluye que los temas centrales serán: asuntos gremiales (derechos de autor, pagos, difusión…), trabajo comunitario, defensa de la identidad nacional y lucha contra la penetración cultural, lucha contra la banalidad.
Cualquiera está de acuerdo en que son buenos temas.
Pero yo me pregunto: Para una organización que se declara revolucionaria y vanguardia intelectual del país, ¿es suficiente?
No veo, por ejemplo, que se haga ninguna mención a la solidaridad con los artistas e intelectuales perseguidos por los gobiernos de sus países, o amenazados de muerte por sus ideas. ¿No somos internacionalistas?
¿Y la vida del país?
No veo ninguna mención al hecho de que se haya echado tierra sobre un caso de corrupción que involucró nada más y nada menos que al viceprimer ministro y ministro de economía.
No veo la menor mención al hecho de que el código penal muestre contradicciones con la Constitución, ni tampoco a que, cinco años después de estar vigente la Constitución, un derecho fundamental reconocido por ella no se está aplicando.
Realmente, si tales temas no merecen ser discutidos en el congreso de la Uneac, la intelectualidad cubana no es ni vanguardia ni revolucionaria.
NOTA: Mis criterios fueron entregados por escrito en la sección de narrativa, tienenquesermencionados. Si no aparecen en las actas de las reuniones hay una violación de los estatutos.