Por Esteban Fernández Roig
Miami.- ¿Estoy loco o la televisión en Cuba hace 70 años era mejor, más agradable, decente, inteligente y educada que la TV hispana de aquí?
Abel y Goar Mestre, Amadeo Barletta, y Gaspar Pumarejo deben ser considerados héroes del pasado cubano…
Compare la bazofia actual con un “Álbum Phillips” o con un “Jueves de Partagás”. Jamás en la vida usted escuchaba en nuestra televisión una grosería, ni una falta de respeto, ni un solo error en la dicción.
Dentro de nuestra programación de antaño, nunca vimos una falta de respeto a los televidentes ni a un cretino desbaratando el idioma castellano.
Jamás en la vida se escuchaba una sola palabra mal dicha en la televisión de la Cuba de antaño. Y era en vivo.
Y teníamos programas norteamericanos como “Patrulla de Caminos”, “Perry Mason”, “I Love Lucy”, “Lassie”, “Rin Tin Tin” mientras veíamos a los “payasos de la tele” Gaby, Fofó y Malike, al argentino Pepe Biondi , al legendario cowboy Hopalong Cassidy y a los “Tex-Mex”…
Nosotros podíamos ver a Pedro Infante, a Pedro Vargas, o al Benny Moré cantando en “El Cabaret Regalías” o en el “Casino de la Alegría” con Guillermo Álvarez Guedes haciendo de borracho, recordarlo en la foto inicial. Y de pronto aparecía el chileno Lucho Gatica cantando: “Reloj, no marques la horas”…
¿Hay algo mejor aquí que el “Show del Mediodía” o “El Show de Olga y Tony”? Y teníamos programas sensacionales como “Admiral Paga”, “Ante la Prensa”, “La pregunta de los 64 mil pesos”, “El viejito Chi Chí”, “Cachucha y Ramón”, “Los Destruidos”, «Rita y Willy»”, “Mamacusa Alambrito”, «Ellos dos y alguien mas», “Detrás de la Fachada”, “La Familia Pilón y La taberna de Pedro”…
Usted dígame si alguna vez en la televisión cubana de ayer escuchó una sola barrabasada, aunque sea un solo “coñito” o un simple “carajito”.
De eso nada, todos lo que se pasaron horas, días, semanas y años (desde que llegaron los televisores a uno de los primeros países en tenerlos) delante de la pantalla jamás vieron ni escucharon una sola inmoralidad.
Aquí casi todos los días las personas decentes tienen que ruborizarse y avergonzarse cada vez que prenden la dichosa televisión hispana.
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