Pinar del Río.- Limpiaba los cabezales de la grabadora de casetes, conectada a un rústico amplificador inventado con piezas de un otrora tocadiscos y luego a los bafles de bagazo que pesaban un cojonal.
El campo tenía unos cuantos Dj aficionados. Muchachos que habían aprendido un poco de electrónica y se la pasaban desarmando viejos televisores, radios y tocadiscos e iban inventando su sistema de audio, sus equipos. La música no salía con buena calidad, se escuchaba como si las viejas piezas chirriaran en él aquel intento por renacer. Uno iba por los caminos, bajo el sol de los noventa y los dos mil, en aquel silencio campesino que la miseria del Período Especial había enquistado en todas las casas y las cosas. Y de pronto un grito salía por aquellos precarios altavoces.
Como eran dos o tres muchachos los que se dedicaban al oficio de ser Dj, (en aquellos tiempos y aquellos páramos se les nombraba como “musicólogos “) pues sonaba uno aquí y otro allá. Y el sonido, bien lo recuerdo hoy, eran estas melodías que ahora les comparto.
Por las noches, iban plantando los equipos en algún punto de los caseríos. Y desde la tardecita sonaban los berridos de aquellas bocinas.
Entonces se corría la voz por los jóvenes y no tan jóvenes de las casas: ¿ Tú no vas a ir “pa’ la música”?
Y no quedó guajira que no se pintorreteara, se pusiera una blusita de brillo, se comprara un chupa chupa y chancheta Zico puesta en los pies, se pasara la noche bailando con los primeros temas pegados de reguetón.
Los varones, hechos ya unos pollonzuelos, como bailaban menos y eran unos pajuatos, tenían que sorprender a las guajiras con otros modos. Iban en carros de caballos, quitrines, arañas o volantas y bordeaban todo el espacio de la Disco Polvo. Allí se pasaban la noche agachados y hablando de los caballos o de los gallos, mientras tiraban su miradita a la guajira que les interesaba. Un día apareció la primera “moto mochila”. Unas bicicletas chinas adaptadas con un motorcito sabrá Dios de qué y un pomo plástico o de metal que servía como tanque para el combustible. Un guajiro en “moto mochila” era ya otro nivel. Un guajiro en moto mochila era la amenaza para los de las volantas, porque las guajiras se deslumbraban facilito cuando escuchaban el sonido muy parecido a una pedorrera…
Post Views: 73