Por Eduardo González Rodríguez
Santa Clara.- Resumiendo: ayer nos quitaron la corriente a las ocho de la noche y la pusieron a las cuatro de la madrugada. La volvieron a quitar a las nueve de la mañana y la devolvieron a las tres de la tarde. Y hace un rato, a las seis de la tarde, volvieron a quitarla y sospecho que la pondrán -si la ponen- después de las dos de la mañana.
Y digo resumiendo porque llevamos así unos cuántos días y no hay alimentos ni paciencia que aguante. A pesar que ya perdí picadillo y pescado en esta cruzada, quiero que quede claro que no me estoy quejando. Entiendo que como somos gente buena, reflexiva, la electricidad que nos corresponde hay que transferirla con urgencia a los lugares donde la gente mete congas con calderos. Esto de portarse bien tiene un precio altísimo y nos están pasando la factura.
Mientras tanto, estoy fumando tranquilamente mi cachimba y pensando que este es un apagón merecidísimo. La luz no es un regalo y también hay que conquistarla.
Eso sí, si mi chama tiene que zumbarse otra madrugada de apagón -van tres de pegueta- mañana no irá al colegio. Lo dejaré dormir hasta las 10 de la mañana. Los niños nacen para ser felices, ¿o no?
Felicidades a los iluminados. Y como dice Eduardo Triana, yo tranquilo en barracón echando humito con mi pipa.
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