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Por Manuel García Verdecia
La Habana.- El terrible panorama de la vida que Cuba está viviendo en estos tiempos no se puede ocultar ni justificar. Son muchas las privaciones, obstáculos e insatisfacciones que por muchos años han hecho angustiosa la supervivencia en la isla. Y no se trata solo del cansancio, las frustraciones, la irritación y el desaliento que una existencia de continuos y arduos sacrificios, la mayoría de las veces sin resultados, conlleva. Se trata de que son años de nuestra vida, la única y limitada que tenemos, que perdemos, sin saber siquiera hasta cuándo será el deterioro, si lograremos salir de él en algún momento inmediato, ni si nos quedará tiempo por delante para resarcirnos de lo no vivido. Es por eso que todos los ciudadanos debemos asumir nuestras responsabilidades cívicas e involucrarnos decidida y constantemente en una lucha por promover las condiciones que puedan lograr los cambios imprescindibles para una vida digna.
Bien sé que hay muchos oídos negligentes, muchas voluntades insensibles, muchos intereses retorcidos que entorpecen la obra de transformación, pero solo una acción masiva, consciente y proactiva logrará que nos convirtamos de pacientes sufridores en creativos agentes de la renovación. Sé que es muy difícil articular determinadas acciones para promover un debate renovador. Sé que carecemos de necesarios espacios para canalizar nuestros reclamos y propuestas. Sin embargo la peor opción es renunciar a la obra transformadora y adaptarnos con resignación. Creo que se deben emplear los mismos canales que tenemos, si bien para otros fines –la circunscripción, los comités del barrio, los sindicatos o las distintas organizaciones sociales, etc. –, para hacernos oír. Utilizar esas reuniones para expresar fundamentada, respetuosa, pero honestamente nuestras preocupaciones, descontentos, demandas y proposiciones, con franqueza y empeño solvente. Tenemos que hacer que nuestro clamor llegue a lo más alto. No dejar sentarse calmosamente a nadie que tenga que responder por nuestros asuntos o que deba tomar decisiones para encauzar nuestras inquietudes y solicitudes. Cuba es de todos y entre todos debemos regenerarla.