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Humberto López y los constantes ridículos de la dictadura

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Por Jorge Sotero

La Habana.- A Humberto López le dieron la tarea de lavarle la cara a la revolución, específicamente a su órgano más detestable, la policía. Y él asumió su papel al ciento por ciento, con un poco de histrionismo, como hace siempre, al presentar en televisión a varios militarotes para demostrar que hay mala intención en las noticias que corren sobre Cuba.

El detestable periodista intentó demostrar que Cuba es un país tranquilo, que esas cosas que se dicen sobre asaltos, machetazos, feminicidios y robos son pura mentira, y para ellos buscó unas capturas de pantalla que no dijo de dónde las sacó y que abiertamente eran Fake.

Con ellas en pantalla cuestionó al jefe de las patrullas, un rollizo coronel, quien, como es lógico, y como estaba previsto, dijo lo que habían acordado.

Todas las capturas eran falsas, y de ninguna habían escuchado los convocados por Humberto. Ni yo había escuchado jamás de esos temas que trajo a colación. A simple vista el televidente se podía dar cuenta de que era un montaje más, mal preparado y destinado a un público que cree ciegamente en todo lo que le dice el gobierno.

No era un mensaje para el cubano inteligente, bien informado, que sabe que las muertes están a la orden del día, que los robos cada vez son más habituales, que los feminicidios ya superan con creces los del año anterior. Y que de los robos ni hablar, porque ocurren a cualquier hora y en cualquier lugar.

Pero, para la dictadura todo es orquestado en Miami con el único objetivo de quitarle méritos a la revolución, un proceso que cada vez anda peor y que de revolución no tiene nada ya.

Lo de Humberto, con guion preparado por la policía política, es detestable. No se cansa de mentir, de tapar todo lo malo que hace el gobierno -que es casi todo- y pretende, con cada acción, lavarle la cara al régimen.

Esta vez, el ridículo con los coroneles y generales del ministerio del Interior no coló. Se notó a la legua que era una farsa, una manipulación burda, mal pensada, con un guion errático.

Pero en Humberto López esas cosas son normales. Él vendió su alma al diablo hace mucho tiempo, se convirtió en mercenario del régimen y hará todo lo que tenga que hacer para quedar bien con los que le pagan. Al dizque periodista no le importa nada que un pueblo entero se esté muriendo de hambre y viviendo en la zozobra. Lo suyo es apoyar a la dictadura castrocomunista.

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