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Por Manuel Viera ()
La Habana.- El extremista Frank Enrique, en las redes sociales, intenta justificar la falta de información en torno a los casos de corrupción en Cuba y se pregunta cuál es el apuro por saber de Alejandro Gil.
Según el muchacho, uno de esos que debe recibir una buena paga del gobierno por ‘cibercombatiente’, no se publica porque es solo de interés del enemigo el conocer al respecto.
El mismo argumento esgrimido durante décadas para justificar el secretismo. Conforme a lo planteado por Frank solo se dará conocimiento al pueblo cuando el Partido lo decida.
Mi criterio al respecto siempre ha sido y será el mismo: no tendría que ser cuándo el Partido quiera… Conocer el resultado de un proceso que conforme a los términos legales establecidos ya tenía que haber terminado es un derecho del pueblo y una obligación del Estado.
¿No es el pueblo el dueño de todo, según la constitución socialista? ¿Cómo se explica que el dueño no conozca cómo y cuánto le robaron?
Es muy lógico el reclamo desoído que hace el pueblo cubano. Yo creo que el misterio le conviene a más de uno al desplegar su maquinaria política mientras el ajeno a la realidad es solo el pueblo cubano.
La corrupción es un fenómeno que afecta la imagen política tanto en Cuba como en Australia y es un precio que se debe pagar
Creo que es más caro y dañino aún ese precio cuando se esconde absurdamente lo sucedido.
Tampoco hay lógica alguna en proteger con coletillas vacías la imagen de cuadros corruptos que para robarse medio mundo no pensaron en su trayectoria, en su partido y mucho menos en su pueblo.
Lo que sí no puede pasar, y pasa con mucha frecuencia, es que en el noticiero nos enteremos cuánto se robó Bob Menéndez en EEUU pero no cuánto desfalcó Gil o cualquier otro corrupto de nuestra propia economía.
¡Por ahí la dejo y que brinque la rana!