LA NOSTALGIA DEL PASADO, ES UNA MALA SEÑAL EN EL PRESENTE

CUBALA NOSTALGIA DEL PASADO, ES UNA MALA SEÑAL EN EL PRESENTE
Por Laritza Camacho ()
La Habana.- Cuando hay tanta nostalgia del pasado, es porque no se ha llegado de manera feliz al presente.
Miro mi ciudad. Si hubiera crecido con cordura, lo nuevo sustituyendo lo viejo, pero aportando más belleza, más comodidad, más limpieza, cuidando sus valores arquitectónicos más preciados y añadiendo luz, modernidad y confort… ¿Alguien estaría molesto?
De niña, era obligatorio una vez al mes el recorrido por las tiendas. Nos bajábamos en Alborada, caminábamos Monte, terciabamos por Galiano, subíamos por Neptuno. Nosotros comprábamos con el C4 (mi mamá) y el E2 ( mi tía).
Cada vez, invariablemente, mi tía hacía mención a la destrucción y lo que había antes en distintos lugares. Yo, lo confieso, me molestaba un poco por aquella conversación pues para mí no estaba tan mal.
¡Ay tía! Cuánto puedo contar yo ahora de lo mismo a peor.
La nostalgia me va desde el flamante carrito de helados con su música y alboroto hasta el insoportable pregón grabado de las bicicletas de estos tiempos con un ¿helado? de calidad dudosa (el adjetivo es amable).
La nostalgia sube por Monte (la calle donde vivo) con sus ruinas y derrumbes llenos de aguas albañales que, milagrosamente conserva aún anuncios y carteles de antaño y hasta vidrieras originales.
Galiano, más amplia y soleada te permite respirar (arquitectónicamente hablando) pero te ahoga el trato brutal de los vendedores que te dicen ‘tía’, ‘mamita’ y hasta ‘asere’, mientras exhiben sus mercancías como si fueran trapos… sin belleza, sin precios a la vista, sin ton ni son, sin calidad.
No puedo seguir el recorrido. Estoy vieja, tal vez.
La nostalgia de mi tía comparaba una época capitalista y una socialista. Mi nostalgia está enmarcada en un periodo de «continuidad» y consignas, donde todo debía haber mejorado, según creíamos, en nuestro sacrificio cotidiano mirando al futuro.
Nací en 1967. Nunca quise una ciudad de niños con narices mocosas pegadas a las vidrieras (como contaban). Soñé y trabajé por una Habana de cara limpia y personas alegres.
Pongo sobre la mesa mi cuota de responsabilidad. Como todos, soy culpable. Tanta nostalgia del pasado, nos habla de un presente nada feliz.

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights