Por Mauricio de Miranda ()
Cali.- Es realmente indignante y vergonzoso que una magistrada del Tribunal Supremo Popular de Cuba haya firmado el artículo publicado por Granma, el diario oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, bajo el título «La mendicidad no es compatible con el proyecto social cubano».
Este artículo, si es a esto se le puede denominar como tal, es una clara evidencia de que en Cuba se vive hoy no una Revolución, sino su contrario, la Contrarrevolución en toda línea.
Y claro que la mendicidad no es compatible con el proyecto social por el que ofrecieron sus vidas y sus esfuerzos tantos cubanos. La existencia de la pobreza crítica y de la mendicidad son la demostración fehaciente de hasta qué punto ese proyecto social ha sido abandonado.
La señora magistrada en tono claramente amenazante condena a quienes han llegado a ser tan pobres que se ven en la necesidad de mendigar en las calles. Ni a ella ni a quienes dirigen el Granma -lo cual nos lleva al mismísimo CC del PCC- parece importarles que el problema no es el supuesto carácter delictivo de la mendicidad. El problema es la terrible realidad de que la extrema pobreza de cada vez más cubanos ha llevado a algunos al desespero de la mendicidad.
Lo realmente terrible es que un país, cuya dirigencia proclama como socialista -que no lo es- tenga cada vez más personas pobres viviendo en precariedad y miseria.
¿Es que acaso no padecen pobreza crítica la mayor parte de ancianos que perciben unas pensiones de jubilación que no les alcanzan ni para comprar la mitad de un panel de huevos?
Resulta insultante y desfachatado que a estas alturas la autora se atreva a afirmar que «cuando no es posible que la propia familia asuma la satisfacción de las necesidades de la persona en situación de vulnerabilidad… el Estado, a través del Sistema de Asistencia Social, se encarga de su protección». No, señora, muchas de esas personas -que es la generación de mis padres- se privaron de sus sueños para construir un mejor país para sus hijos y nietos, creyendo que efectivamente estaban haciendo una Revolución y es absolutamente INMORAL que se pretenda que después que ellos dieron su vida, su sudor, sus fuerzas o su intelecto por un ideal de justicia social, no cuenten con un ingreso digno para vivir con dignidad los últimos años de sus vidas.
Y mientras tantos ancianos cubanos han sido obligados a la mendicidad debido al empobrecimiento causado por las políticas fallidas del gobierno cubano con la complicidad de una vergonzosa caravana de alabarderos y sicofantes; mientras tantos jóvenes abandonan el país por falta de esperanzas; la burocracia que actúa como dueña de todo, escenificó uno de los más vulgares actos de irresponsabilidad política y falta de sensibilidad por las penurias que sufre el pueblo en el reciente Festival del Habano, al tiempo de que el país se derrumba en medio de la desidia y la incompetencia.
No habrá solución a la crisis económica si no somos capaces de democratizar la sociedad y cuando hablo de democracia no me refiero solo a un tema electoral, aunque también. Me refiero a que la sociedad sea plenamente responsable por los destinos del país.