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CUBA: EL INTENTO SURREALISTA DE SIMULACIÓN

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Por Alina Bárbara López Hernández
Matanzas.- Según el diccionario, simulación es :»Acción y efecto de simular. Disfraz, copia, reproducción, recreación, representación, simulacro, ficción, comedia, farsa, pantomima, teatro, fingimiento, engaño, fraude, estratagema, dolo, hipocresía, falsedad, mojigatería, abulencia».
Me maravilla la manera que han hallado los que dirigen en Cuba para simular que todo está bien, que avanzamos y que la vida es perfectamente normal.
No creo que la intención sea de autoengaño, si alguien sabe el punto desastroso al que hemos llegado son ellos. Tampoco creo que intenten engañarnos a nosotros, pues bajo las actuales condiciones de existencia tales puestas en escena son precarias y los ciegos muy pocos. Basta escuchar las opiniones cuando se reúnen más de dos personas, aun desconocidas, en una de las muchas colas que debemos hacer para cualquier cosa.
Mi opinión es que intentan ganar tiempo. Tiempo para convencer. Para convencer a otros, por supuesto. ¿A quiénes? He ahí el detalle.
Y en ese intento simulador se tornan surrealistas.
Lo que pasa desde hace un par de semanas en el reparto en que vivo es un ejemplo micro de una simulación más amplia.
Vox populi dice que recibiremos visita «del nivel central». Algo de verdad debe haber. Brigadas de chapeadores han recortado las muchas áreas verdes abandonadas por meses. Brigadas de pintores han logrado la increíble «victoria» de acicalar todos y cada uno de los postes del tendido eléctrico por muchas cuadras a la redonda, desde la antigua plaza del mercado.
Cientos de postes fueron pintados con colores que evidentemente pretendieron ser los de la bandera cubana, pero que no lo son. Azul, blanco y ocre (no rojo) por todas partes. No imagino el gasto en pintura, si sumamos que, además, todos los contenes de las aceras fueron blanqueados.
No importa que la función real de los «estetizados» postes: sostener los cables del tendido eléctrico, haya perdido todo sentido pues, por ejemplo, desde ayer por la tarde no tenemos electricidad.
No importa que alrededor de postes y contenes acicalados se mantengan las aguas albañales y los basureros desbordados.
Y por supuesto, no (les) importa que los residentes vivan en una terrible escasez e inseguridad, algunos en la miseria.
Las fotos fueron tomadas hoy por mí, este es el panorama que se divisa desde el edificio en que vivo.
Hay una imagen muy dramática: una pequeña banderita cubana permanece enhiesta entre el basurero de la esquina. ¿Una alegoría de la patria que sufre, pero para la cual todavía hay esperanzas?
Quiero creer que sí. Me refugio en esa imagen de resiliencia.

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