Noticias de Cuba

26 DE DESGRACIAS

BATISTA, COMO MALACRIANZA

¡MIL VECES LIBERTAD!

Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Eduardo Díaz Delgado ()
La Habana.- Hay algo que resulta profundamente frustrante, y no es solo el cinismo de quienes defendieron el sistema cubano desde su pedestal moral, sino la doble moral con la que actúan cuando deciden abandonar ese «paraíso socialista» que tanto defendían.
Hablaron de resistencia, de firmeza, de sacrificio, de cómo era mejor soportar carencias y miserias que traicionar una ideología. Sin embargo, cuando la realidad los golpea, son los primeros en buscar un boleto de salida.
Lo más decepcionante no es solo que se vayan —porque todos tenemos derecho a buscar una vida mejor—, sino que lo hagan en silencio, sin reconocer ante quienes les creyeron, que estaban equivocados.
No tienen el valor de admitir que aquello que defendieron no es sostenible, que perpetuaron un engaño. ¿Cómo se enfrentan al espejo? ¿Cómo justifican su huida a sus propios seguidores?
Esta falta de autocrítica no solo es un insulto a quienes aún creen en su discurso, sino también a quienes han sufrido las consecuencias de esas ideas y no tienen la opción de escapar. Es una traición en dos direcciones: a la verdad y a las personas.
Y es que, al vivir en un país donde la libertad económica está tan restringida, ¿sería tan difícil para ellos, al menos con el paso del tiempo, poder comparar y vivir esa realidad que tanto criticaron? Sería valioso que hablen desde la experiencia y cuenten cómo la influencia del control prohibitivo del Estado cubano realmente frena el desarrollo. Que puedan comparar, por ejemplo, cómo en otros lugares, donde el control se limita a la legalidad y la lógica, los emprendimientos privados pueden prosperar, mientras que en Cuba son sofocados por regulaciones y limitaciones económicas.
Para que Cuba se convierta en el país próspero que muchos dicen que desean, la clave está en que deje de haber un engaño colectivo.
Es una responsabilidad moral que quienes defendieron ideas equivocadas asuman su parte del daño que causaron, pues su propia experiencia, al abandonar el país, demuestra que esa realidad que defendían es insostenible.
El pueblo cubano necesita ver la verdad y entender que la única manera de cambiar lo que está mal, de dar un paso hacia el progreso, es reconociendo el error y dejando atrás las ideas que han frenado su desarroll
Para que Cuba se transforme, es urgente que los cubanos se liberen de esos falsos paradigmas y se decidan, de una vez por todas, a cambiar lo que realmente necesita ser cambiado.