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Por Ramón García Guerra ()
La Habana.- La crítica situación que enfrenta el país se explica a partir del sentido común; entonces no es falta de audacia intelectual o coraje político. «¿Para qué me voy a liar con el poder -dice la gente- si sé cómo evadirlo y salir ileso?». Entonces lo que hace falta para vencer al castrismo es una dosis de sentido de comunidad.
«Cogerle la vuelta al sistema» no parece ser la solución.
Sabemos que cada pueblo es portador de una tradición comunitaria que lo distingue del resto de los pueblos. Luego en el caso cubano, esa tradición se inicia en el Cabildo del siglo XVII y llega a la actualidad. Contenido en esa tradición se haya un espíritu libertario que a su vez responde a la condición colonial de la sociedad cubana.
Debemos de activar esa cultura de rebeldía en el pueblo.
Explica eso, entre otras cosas, que La Habana haya sido el resultado de la iniciativa popular y que aún continúe siendo una ciudad de barrios. Este es un dato histórico y una realidad en la vida cotidiana de la capital, que seis décadas de estatalismo y de ninguneo no han borrado.
También se sabe que quién salvó al país del naufragio en la década de 1990 fue el pueblo, no fue el Gobierno. Como dijo Ernesto Sábato, una vez más, «no fueron las ideologías las que salvaron a los pueblos; sino las estúpidas esperanzas de la gente, ese heroísmo cotidiano frente al infortunio».
Nunca más lograron recuperar las riendas del poder.
Porque ni con la Batalla de ideas en los 2000 ni con las Reformas en los 2010 el Gobierno logró recuperar el paso, tomar la iniciativa y salir adelante. Sabemos que debemos de reinventarnos, como persona y como sociedad; pero el grado de obsolescencia del orden instituido no nos lo permite.
Los años 2020 se inician con la emergencia de un sujeto político-popular inédito.
Creemos que la batalla hoy es por derogar la Enmienda Platt que dejaron clavada en medio del pecho a la Constitución de 2019. Hablo de los artículos 5, 14 y 221 de la misma. Debemos de acompañar a la sociedad en movimiento que somos, dotando a ésta de sentido de comunidad.