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EL CÓDIGO DE HONOR ESPARTANO: ¿SOBREVIVIENTES ESPARTANOS EN LAS THERMÓPILAS?

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Por Alfonso Lobato ()
La Habana.- Los espartanos se retiraron o se rindieron como profundamente deshonrosos, una creencia que dio forma a los trágicos destinos de varios guerreros siguiendo la famosa última batalla en las Thermópilas. Después de todo, los supervivientes se enfrentaron a un duro juicio y desprecio de su propia gente, como Heródoto cuenta en «Historias».
Entre los 300 espartanos elegidos, dos (Eurito y Aristódemo) quedaron atrás debido a infecciones oculares. Eurito, sin embargo, insistió en unirse a la lucha, exigiendo sus armas y haciendo que su Helot lo lleve de vuelta a la batalla.
Entrando solo a la pelea, luchó y murió junto a sus camaradas. Aristódemo, por otro lado, era demasiado débil para seguirlo y se quedó atrás. Esta elección de sobrevivir le costó caro, ya que los espartanos lo trataron como un cobarde a su regreso, negándose a hablar con él y calificándolo de traidor.
Heródoto también cuenta el destino de Pantites, otro espartano que regresó a Esparta no por elección sino porque había sido enviado en una misión diplomática a Tesalia. A pesar de sus órdenes oficiales, su mera supervivencia fue vista como vergonzosa, e incapaz de soportar el estigma, finalmente se quitó la vida.
Aristódemo, sin embargo, buscó la redención. En la batalla de Platea, luchó con tal valentía imprudente que se ganó el respeto, incluso cuando murió en la lucha. Aunque sus acciones en Platea le permitieron recuperar su honor, siguió siendo una figura complicada en la sociedad espartana, respetada pero no totalmente absuelta.
Su historia ilustra el inquebrantable código de honor espartano y las duras consecuencias para aquellos que, por destino o circunstancia, sobrevivieron batallas de las que no hubo retorno honorable.

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