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LO CUBANO, SIN IMPORTAR DÓNDE

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PorGuillermo Rodríguez Sánchez ()
Ciego de Ávila.- A veces explicar un sentimiento es fácil y no hay que enredarse en retruécanos del lenguaje, a veces lo que reflejan las emociones es casi obvio y la final olímpica cubana del triple salto fue un excelente ejemplo de ello.
Todos sentimos orgullo de ese podio nacional y a la vez extranjero porque esos muchachos son tu vecino que se fue y le está yendo bien en España, o Estados Unidos, luego de mucho esfuerzo, trabajo, sacrificio y estudio.
Son tu familia que está intentando salir adelante en otras tierras y entregando lo mejor de sí más allá del mar Caribe, para que el país que la acogió tenga nuevos ciudadanos y ciudadanas que aporten a la sociedad en que ahora viven.
Son ese niño que tuvo que irse con sus padres y está dando notas altísimas en su nuevo colegio a pesar de idiomas y nuevos modos de vida por delante, obstáculos que parecían imposibles de franquear y fueron conquistados con éxito.
Ellos son ese socio que manejaba rastras en una carretera de Texas al principio y hoy ya tiene la suya propia, son la vecina que iba en guagua al trabajo en Arizona y ya se compró su carrito en par de años enfocada y fija en su talla.
Esos tres son quien tú quieras que sean, haz la extrapolación a tu vida y verás qué fácil se te empiezan a parecer a las personas que más admiras y que hoy no están en Cuba.
Es un orgullo colectivo porque significa algo a lo que todos los que emigran aspiran, tener éxito donde sea que te toque caer y demostrarse a nivel personal que sí podías empezar de cero y renacer.
Y qué falta le hace en estos tiempos a los cubanos la esperanza de que un futuro mejor, allende los mares, es posible, hace falta porque miles están empezando y cientos de miles están por emprender travesía lejos de esta relación tóxica nacional ya casi sin afectos.
Por eso ese podio representa a tanta gente, por eso la medalla foránea ganada por un cubano, se va desmontando la piltrafa chovinista de que el deporte hay que sentirlo como tú me orientes desde un buró.
Si te emociona la victoria de estos cubanos por el país que sea que compitan, ven y recoge tu medalla que es también de oro, porque ya diste en la vida el inmenso triple salto del fraternal humanismo sobre la ideología del absurdo.

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