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LOS ARTIFICIOS DE LA ECONOMÍA CUBANA EN 2024

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Por Pedro Monreal (El Estado como tal)
La Habana.- La nota de prensa sobre la reciente reunión del Consejo de Ministros de Cuba revela la inefectividad de la política económica en el primer semestre de 2024 y el intento tardío de corrección mediante un nebuloso plan que básicamente parece ser un programa de austeridad.
A fuerza de mencionar cifras de algo a lo que curiosamente llaman “proyecciones” (en realidad son medidas), la comunicación gubernamental parece más una relatoría de emulación sindical que información sobre un programa económico.
El hecho de que sea “una treintena de proyecciones” y también “otras 57” poco importa para entender de qué va un programa económico si no se dice en qué consisten las medidas.
Informar un supuesto programa para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía” debería incluir, además del cronograma, el contenido de las medidas, los plazos para sus resultados, indicadores de seguimiento y evaluación, y los recursos disponibles para su implementación.
La mención al escenario temporal del segundo semestre de 2024 es artificiosa porque en realidad comenzaría a implementarse a partir de septiembre, lo que significa que solamente abarcaría el último tercio del año y no la segunda mitad. Es una corrección tardía.
Las “prioridades” mencionadas en la nota parecen repetir habituales anhelos envueltos en lenguaje heroico (“librar una batalla”, “ofensiva”) y lo que mejor se entiende es que se busca una reducción del déficit, algo sobre lo que el margen de gestión es reducido.
La dinámica de ingresos y gastos presupuestarios parece indicar el limitado impacto que tendrían los incrementos tributarios como por ciento del PIB porque los gastos también aumentan y se mantiene alta la brecha. Es necesario un crecimiento mayor del PIB que no parece factible.
La ausencia de un entorno de crecimiento económico favorable para aumentar los ingresos del presupuesto concentraría la gestión para reducir el déficit en la contracción de gastos (austeridad), pero son limitadas las áreas para reducir significativamente el gasto.
Si se exceptúan áreas “grandes” de gastos como salud, educación y seguridad social, entonces para poder aplicar reducciones solamente quedarían otras áreas como la “administración pública y seguridad nacional”, la actividad no presupuestaria y las inversiones.
Parece que se harían reducciones en el área de inversiones debido a “inejecuciones” (asociadas a carencia de divisas), pero reducir sustancialmente las transferencias a la actividad no presupuestaria pudiera elevar tarifas y precios.
No queda claro cuánto estaría dispuesto el gobierno a reducir los gastos en la tercera área más importante -“administración pública y seguridad nacional”- que en 2022 representó 16 por ciento del gasto total del presupuesto, muy próximo al gasto en educación.
No parece factible avanzar en “transformar estructural, organizacional y funcionalmente” el sistema empresarial estatal en el segundo semestre de 2024 en ausencia de una ley de empresa que, aunque estuvo programada para la sesión del parlamento en julio, no se discutió.

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