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DE LOS HOMBRES QUE HE AMADO…

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Por Gretell Lobelle ()
Mantilla.- Un tema cualquiera, un poema, a mí las palabras juntas en oraciones me cuestan un enamoramiento. Las imágenes y alegorías regaladas a esta mujer, «me gusta tu cara parece una luna que fuma, folclórica y convencional esa mujer es un animal de la luz». Imágenes, lirismo que entra por el oído, y la mujer es piel y sonido más que todo. Una con 20 años llega a morir literalmente de piel y palabras.
Mi problema viene desde adolescente. Me gustan con arte los hombres. Mi primer amor fue Milanés, ¡ay José Jacinto! Los años que me sentí su Isa. Fue un amor lindo y puro, como son esos primeros amores. Milanés me cautivaba por esa vida trágica, por ese sufrir calmo, introspectivo.
Cuando conocí a Villena en un día me atrapó. Villena es un hombre con quién en una noche lo vives todo, pero nunca llega a ser completamente tuyo. Eliseo en su eternidad que por fin comienza un lunes, es otra cosa. Cuando conocí a Eliseo entendí el acto de soltar. Muchas veces he cerrado los ojos y me he imaginado en aquel ventanal de Jesús del Monte, enamorando al viejo. Eliseo nunca sería mío ni de nadie.
El eterno, desbastador, ya lo he declarado públicamente ha sido José Julián. No es mío. Otros me enseñaron la esencia del amor. Nadie que ames podría ser propiedad, sin embargo, cómo no amar a quien me enseñó del rocío y el goteo, sus palabras para nombrar el amor. Yo duermo todas las noches con José. Pueden pasar mil hombres por mis días, puede mi piel tener el olor de muchos hombres, pero todos absolutamente todos, tendrán que responder: ¿tú sabes qué cosa es reina»? José es el tope y competir con José es difícil.
Adoro la sensibilidad de un hombre. Me han desarmado y tatuado en nombres, mis hombres dolidos por la vida. Sí. Siempre les rondó ese vivir intenso, brutal, la única manera de beberse la vida brutalmente. Me disculpo. No soy una mujer de Benedetti. Conmigo tiene que ser con los matices de «las luces y sombras». Filin .
Estos hombres así, son tan lindos, tan expuestos, tan dados a ser queridos. En fin, que dan el gusto morbo de amarlos. Hombres con desamparo. Sensibles, para verterme toda. Ya sé, ya sé que ese grupo de hombres no son de los que cambian el gas, ni ceban el motor del agua. Adversidad.
Yo por ejemplo descubrí hace años que me gusta ser libre, la libertad que da el acompañamiento en sí y no las propiedades. La vida no es sencilla y muchas veces con dolor. Yo ya no tengo remedio. Soy una mujer que le gustan las palabras y los hombres sensibles. El mundo, dirán que es ancho y ajeno, pero sé que no todos los hombres saben qué cosa es reina.

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