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MENSAJE A LA NACIÓN

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Por Rafael Muñoz

Berlín.- Mientras en La Habana la gente duerme, del otro lado del mundo el día va llegando a su fin y un jefe de estado dedica unos minutos para hacer un repaso de cara a su pueblo, de los buenos y malos momentos vividos en el año que termina y apuestan además por mejores tiempos para el que comienza. Con cada huso horario, uno tras otro, presidentes, primeros ministros, Bundeskanzler y reyes, lanzarán orgullosos mensajes que van más o menos siempre de lo mismo: gracias por lo hecho y optimismo por lo que vendrá.

Una vez llegado el turno a La Habana, ¿Cuál será el mensaje a la nación de Díaz-Canel este año?

¿A qué logros podrá hacer referencia un señor cuyo paso por la presidencia del país es solo una espiral descendente?

¿Qué nuevas promesas podrá hacer que no haya incumplido antes?

Según Díaz-Canel, 2023 iba a ser un año mejor, por ahí anda el video. Hoy, a punto de terminar el año, ¿puede el Presidente asegurar que el año que acaba ha sido mejor? No creo.

Pero antes de que este señor saque el rosario de excusas y nos machaque nuevamente con el recrudecimiento del bloqueo y las medidas de Trump como causa de sus desaciertos, debemos recordarle que cuando en 2018 Raúl Castro le asignó la presidencia del país, el conflicto de Cuba con los Estados Unidos no era nuevo.

Díaz-Canel no cayó de Marte, cualquiera que haya vivido en Cuba, habría reconocido que los 57 de enfrentamiento con Estados Unidos hasta 2018 no habían traído para Cuba y el pueblo cubano ninguna ventaja. Por el contrario, solo el empeoramiento sin pausa de las condiciones de vida.

Sin embargo, el señor Presidente en su primer discurso se apresuró a declarar que el mandato que recién iniciaba no sería otra cosa que más socialismo, más revolución o citando sus propias palabras: CONTINUIDAD. Así lo hizo, así lo decidió aunque esto significase más derrotas, empeoramiento de las condiciones de vida, empeoramiento de la economía del país, menos futuro.

Díaz-Canel apostó por alargar el sufrimiento del pueblo cubano y lo logró. Los resultados son visibles tras casi seis años de continuidad. Cuba es hoy un árbol débil que se va secando, la población disminuye, los cubanos jóvenes cansados de su política fallida abandonan el país en masa. Sin un plan viable ni ideas de cómo sacar al país de este hueco, su única promesa es que 2024 va a ser un año mucho peor que este que termina.

Me haría muy feliz que reconociera su incapacidad para el cargo que ocupa. Pagaría por verle pedir perdón por el tiempo que nos hizo perder y le dedicaría una ovación a su renuncia. Pero no me hago ilusiones.

Como a este señor y la comparsa que le sigue, no le queda un ápice de vergüenza, volverá a culpar al bloqueo y las medidas de Trump, adornará su discurso con palabras rimbombantes tales como “resistencia creativa” y finalmente pedirá nuevamente confianza en su gestión. Todo sobre una Habana triste y oscura de fondo, en estado terminal.

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