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Por Mkc Cerralvo
La Habana.- Cuando estudiaba en la secundaria y daban las notas de un examen, como generalmente las mías no eran las mejores, para tratar de desvirtuar a mis padres, les decía al llegar a casa los nombres de los que habían salido peor que yo.
Había veces que la lista se hacía pequeña, y me era difícil esconder lo mal que estaba realmente. Mis padres siempre me decían que uno no debía comparase con los más malos, sino con los mejores, pero para mí era una suerte que existieran algunos “más malos”. Así podía ser mejor que alguien.
Una vez, en una prueba de Literatura salí fatal, tan mal que fui la peor nota del grupo, y qué iba a decir cuando llegara a casa. Tuve suerte y me enteré que un infeliz de otra aula había cogido dos puntos menos que yo, y con esa noticia entré por la puerta…
No obstante, el castigo me tocó una vez más.
No era el único en hacer esto, ni el que lo descubrí. Es un recurso realmente inmaduro e infantil al que muchos niños, y otros no tan niños, acuden para aparentar estar mejor, y tratar de engañar a los demás, aunque no resulte más que una falsa y engañosa apariencia.
Este recurso no solo es utilizado por los pequeños. Nuestros “Lideres y Directivos” viven metiéndole mano constantemente, en discursos, entrevistas y donde encuentren la oportunidad.
Como se sabe que estamos tan mal, se la pasan buscando algún infeliz que este peor para apabullar de estadísticas y datos a la audiencia de que somos o estamos mejor que el susodicho.
Si a un niño le dan un lápiz para la escuela, claro que es absurdo compararse con otros países que le dan cuadernos, libros nuevos, mochilas o hasta computadoras, hay que compararse con alguno por el mundo que no tenga ni una goma de borrar. Lo mismo que si a un anciano le dan un medicamento, a un enfermo un tratamiento, o lo que sea…
Creo que ellos, al igual que lo fui yo, son felices de que exista alguien peor.
Pero al paso que vamos, quizás les pase como a mí en la prueba de Literatura, y tengan que buscar a alguien que esté más mal en otro planeta, sistema solar o galaxias…
Así que no se asombre si en un tiempo oye en algún discurso o entrevista a alguno de nuestros directivos diciendo: «porque acá en nuestro país, gracias a la Revolución, tenemos más oxígeno para respirar que los que viven en la Luna..», o «tenemos la suerte de tener un gobierno que se preocupa porque cada ciudadano reciba un litro de agua al mes, 65 veces más que los supuestos habitantes de G-564 en la galaxia RFD-344».
O «nuestro pueblo conoce que, por el esfuerzo y sacrificio de nuestros líderes, a cada habitante se le da medio pan cada cuatro días, el triple de lo que reciben los que viven en Júpiter, habitantes de los añillos más lejanos de Saturno, y seres de algunas zonas de Plutón».
Ahora mismo estoy en Apagón hace ya más de 2 horas. Me imagino que estoy mucho mejor que los pingüinos de la Antártida, que llevan muchas más horas sin electricidad, aunque de seguro los animalitos no estén pasando el calor que tengo yo.