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Por Ramón García Guerra ()

La Habana.- Pienso que está gente es bipolar; todo lo entiende al revés. Incluso llegué a creer que era yo el del problema. Para ellos estoy loco, o eso dice el expediente policial que tienen en sus archivos.

Cuando les hablé de actualizar el socialismo, ellos entendieron que era dar continuidad a lo que han estado haciendo.

Cuando dije que había que comunizar la sociedad a ellos se les ocurrió municipalizar la economía para transferir el gasto social del Estado a las familias.

Y cuando me referí a los déficits democráticos del proceso ellos hicieron una reforma constitucional mañosa.

Ese es el origen de la Enmienda Castro. (Hablo del puñal que dejaron clavado en el pecho de la Constitución de 2019: artículos 5, 14 y 221.)

Durante las últimas dos décadas han hecho lo mismo con no menos de doce ideas nuestras.

Creo que es mejor que me dedique a otra cosa porque mis fanes en el Gobierno van a hundir a este país. Además, son ingratos.

Durante 17 años me han condenado al ostracismo más brutal que hayan aplicado en Cuba contra un intelectual. Pero lo que más me molesta de ellos es su falta de sentido del humor.

Deberían de leer Las historias prohibidas de Pulgarcito, de Roque Dalton. Porque a la primera carcajada que le arranquemos, esto se arregla.

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