
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Jorge de Mello ()
La Habana.- A principios de año un corte eléctrico a medianoche nos rompió el aire acondicionado. El jueves pasado un apagón ocurrido en plena madrugada volvió a romper el equipo. En ambas ocasiones se trató de un capacitor dañado por la inestabilidad del voltaje.
Prefiero no hablar de cuánto tuvimos que pagar para solucionar las dos roturas, ocurridas en un período de cinco meses.
El técnico nos explicó que aunque tenemos conectado el equipo a la línea de 220v mediante un estabilizador de voltaje, no hay protector que pueda soportar los cambios excesivamente bruscos de la electricidad cubana.
El hombre dijo que constantemente lo llaman de diferentes lugares para hacer el mismo tipo de arreglo a aires acondicionados y refrigeradores. Yo pensé con un sentimiento de triste ironía: es una buena época para los técnicos en refrigeración.
No he hablado antes de este asunto, entre otras cosas porque soy consciente de que, a pesar de la penuria que nos toca sufrir sin opciones, la rotura de un aire acondicionado no es comparable. La tragedia que viven millones de cubanos sin servicios básicos, debido a la debacle del sistema eléctrico nacional, es mucho peor.
Y el modelo político social cubano es tan perverso que nos hace sentir culpables por la sencilla razón de tener un aire acondicionado. Además nos sentimos culpables porque en la zona donde vivimos hay menos cortes eléctricos que en el resto del país.
Hoy me levanté a las 6:10 y desconecté el aire acondicionado, aunque mi esposa todavía dormía en la habitación. Un cuarto de hora después la luz de la cocina se apagó y encendió repetidamente durante varios segundos. Finalmente, nos quedamos en la oscuridad total. Es como si el funcionario encargado de apretar el botón que corta la electricidad padeciera la enfermedad de Parkinson. Respiré profundo y de pronto me di cuenta de que estaba sintiendo una contradictoria y miserable satisfacción. Logré evitar una nueva rotura del equipo de aire acondicionado.
El gobierno cubano nunca ha aceptado su responsabilidad por la endémica falta de comida, de medicamentos, de la descontrolada inflación, del colapso del sistema eléctrico, de la estampida migratoria y del descalabro general del país.
Han acaparado el poder de manera absoluta durante más de 65 años con la justificación de que ellos son los únicos capaces de salvar la soberanía nacional. Según ellos, el sistema político que nos han impuesto es necesario. Sin embargo, repiten una y otra vez que el gobierno de los Estados Unidos es el único culpable de los problemas del país.
Ante esa situación no puedo hacer otra cosa que exigirle a Mr. Trump, el poderoso emperador loco, que controle la mano y no vuelva a rompernos el viejo equipo de aire acondicionado. Por otro lado, ya comenzó el verano y el panorama está de πnga.