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LA LIBERTAD PARA DECIDIR Y LA RESPONSABILIDAD CON LAS CONSECUENCIAS

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Por P. Alberto Reyes Pías (Especial para El Vigía de Cuba)

(Evangelio: Juan 10, 27-30)

Camagüey.- La libertad es un don precioso que nos permite, entre otras cosas, tomar opciones, decidir, elegir. Sin embargo, por muy libre que sea nuestra elección, cada una de ellas tiene consecuencias, cada decisión nos compromete, y sería irresponsable no asumir las consecuencias de nuestras opciones.

Así, por ejemplo, formar pareja es una opción libre, pero la pareja que se elige trae familia, que es como es, y que, nos guste o no, entrará a formar parte del mundo que hemos decidido construir.

Escoger una profesión es una elección libre, pero cada profesión tiene reglas, y cada centro de trabajo en el que se ejerce esa profesión tiene normas, que tenemos que asumir si queremos permanecer en ese lugar.

Esto mismo sucede con la fe. La fe cristiana no es el único modo de realizar la vida. Ser parte del «rebaño de Cristo” es una opción que se elige libremente, pero que lleva en sí retos importantes que no
podemos pretender evadir. La Iglesia no es un club social a donde acudimos a socializar o a pasar un buen rato.

La Iglesia es una comunidad de discípulos, es una comunidad formada por aquellos que se han sentido interpelados por el Evangelio de Cristo y han decidido seguirlo.

Y ese Evangelio tiene actitudes muy hermosas y deseables para todos, pero tiene exigencias que pueden ser muy duras en algún momento, y no podemos pretender una “selección de exigencias”, adaptadas a nuestro propio deseo y conveniencia. No se asume a Cristo como Pastor para luego decirle a él cómo nos debe pastorear, o qué nos puede pedir y qué no.

Pongamos ejemplos

Hay veces en que el hijo no se concibe en las mejores circunstancias. A veces la persona embarazada
es muy joven, o tiene muchos retos por delante, o descubre que su hijo porta alguna malformación, o alguna discapacidad. El Evangelio defiende la sacralidad de la vida desde el seno materno. No podemos pretender que el aborto sea una opción.

Perdonar, cuando realmente hemos sido heridos, puede ser muy duro. Ya sabemos que perdonar no significa que se nos olvide lo que nos hicieron o que no sintamos dolor internamente, sino que aceptemos dejar la puerta abierta y la mano tendida al que nos hizo daño. No podemos pretender que la venganza o la cerrazón a la necesidad del otro sean una opción.

Decir la verdad puede, en algunos casos, acarrearnos rechazo, exclusión y soledad, pero si hemos decidido seguir a aquel que dice que “la verdad nos hace libres”, no podemos pretender que la mentira, la simulación, la manipulación, sean una opción.

El camino cristiano puede llegar a ser muy duro porque pide de nosotros lo mejor, y lo mejor siempre tendrá precios, lo mejor no será siempre lo más fácil.

Esto no quita que la elección de Cristo no sea un proceso, con altas y bajas, con caídas y levantadas, pero una cosa es caer y seguir luchando, y otra muy diferente es pedirle al Pastor una “rebaja de ideales”, una cosa es decir, tal vez desde la incertidumbre y el dolor, “aquí estoy para hacer tu voluntad”, a crearnos un pastor a nuestra imagen y semejanza, y pretender una Iglesia que solamente nos acaricie la conciencia.

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