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Por Jenny Pantoja ()
La Habana.- El recién concluido proceso de excarcelación dejó, sin lugar a dudas, en la ciudadanía mayormente implicada – presas y presos políticos y sus familiares- el sabor de haber pasado un proceso fraudulento.
No fue un proceso transparente, y estuvo cargado de mentiras, como casi la totalidad de a los que se enfrentan a la justicia en Cuba.
Sobre todo, si además de enfrentar a la justica, el acusado es llevado al estrado por el Estado Cubano, bajo los epítetos de contrarrevolucionario y/o mercenario del imperio.
Una gran mayoría de presos políticos que aún están en las cárceles enjuiciados como tales, pero sin otorgarle ese estatus y presentados a la sociedad como delincuentes comunes, no solo no fueron vistos como posibles excarcelados, sino que se les continúan negando derechos elementales.
Entre esos derechos, el de la visitas, encuentros conyugales y a llamadas telefónicas. Por no mencionar las condiciones carcelarias y las negativas a asistencia médica.
Las presas y presos políticos que aún quedan en las instituciones carcelarias de Cuba, alrededor de 700, deben ser excarcelados.
Es injusto que sobre ellos haya caído el peso del sistema totalitario, sobre todo luego de las protestas masivas y del estallido social que significó el 11 y 12 de julio del 21.
La única intenciín ha sido escarmentar y servir de ejemplo para que el resto de la inconforme población cubana no ose repetir la iniciativa de participación ciudadana a la que tienen derecho.
Con este paso, la dictadura ha quitado a personas jóvenes, en plenitud de facultades para el trabajo, la opción de vida, castigándoles con años de prisión de forma injusta.
Casi todos los excarcelados, más del 80 por ciento, debían haber tenido ya el cambio a mínima, atenidos a la ley. Pero Cuba es un país con un sistema judicial podrido que discrimina a sus ciudadanos.
De ellos, 29 debían haber estado libres e incluso en un estatus semejante al que supuestamente les otorgó el “beneficio” de la excarcelación.
Manifestarnos en contra de tal injusticia no solo es un derecho ciudadano, sino un deber.
Por eso, donde quiera que hay un cubano o cubana con vergüenza, deberá pronunciarse a favor de la excarcelación de todas las presas y presos políticos por el medio que sea.
Ellos salieron a la calle por ti, no los abandones. En un país tan incierto, mañana puedes estar entre ellos.
¡Libertad para todas las presas y presos políticos sin condicionantes!