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DE DÉFICITS Y OTROS EQUINOS

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Por Víctor Ovidio Artiles ()
Caibarién.- Una mejor amiga quien vive fuera del país hace mucho tiempo, pero viene constantemente, ha vivido una experiencia mágica que a pesar de su asiduidad no deja de sorprenderle.
Debo destacar que la casa está en la región central del país, que viene siendo la aduana del déficit de generación. Apenas la corriente que entra a esta zona pasa por un sistema de revisión exhaustivo.
Una pareja puesta por el Muchacho del Catao lo mete en un cuarto de supervisión especial y, luego del cacheo, pasa a la entrevista. Debo decir que en el cuarto no hay supervisor bueno y supervisor malo, los dos son la candela. No por gusto les dicen Renté y Felton, ni por gusto gozan de la confianza del Muchacho del Catao.
«¿Para qué traes esos Megawatts? ¿Tienes papeles? Pasa el bolso por el infrarrojo. ¿Y ese combustible? ¿Tú crees que esto es un relajo? Suelta ahí en aquella estera 156MW y llévate solo 24MW para los no apagables».
Siguiendo la historia de mi Silvita querida. Soportó estoicamente unas 16 horas que le parecieron 22, como a mí mis 22 me parecen 31. De pronto se encendió todo y los vecinos, de todas las edades hicieron vibrar la calle con un coro de «ehhh» al estilo Bohemian Rhapsody.
Todos corrieron, incluso mi amiga, a pesar de no practicar esta disciplina de forma profesional, a conectar todo: splits, calentador, fogones, hornillas, lavadora, televisor aunque sea en Telesur, microwave para ver como da vueltas…
Uno, dos, tres… diez segundos…BUMBATAAA. Todo oscuro otra vez.
Volvió a retumbar la calle pero no sonaba a Queen sino a los Muñequitos de Matanzas. La rumba hablaba de la historia de algunas madres y de lo poseídos sexualmente que estaban. Letras habituales que mi hermana no recuerda.
Como los cubanos sabemos de todo y mucho, además de conocer el nombre de cada CTE, cuánto genera cada bloque, cuál está fuera de servicio por avería, cuál por mantenimiento, cuántos motores de generación distribuidas están rotos y cuántos paralizados por combustible, también sabemos de electricidad y cualquiera (Menos Silvia) lleva dentro un liniero.
Sale a la acera y oye a Rupe que dice con voz de Josep Carrera: «y ahora que carajos es esto». Mirta, la septuagenaria del frente, jubilada de la oficina de cobro de la electricidad, con postura de Bernardo Espinosa que se filtra con la luz de la luna le responde: «No hables mierda Ruperto Valenzuela que eso es el caballito».
Como a Silvita le hicieron una «linierosucción» hace muchos años, mostrando una inocencia a lo Lázaro Guerra, suelta: «Bueno, no sé mucho de eso pero imagino sea rápido… subirlo y ya».
La cuadra entera rió como si disfrutaran de un recital de La Seña del Humor y Ruperto interviene. «Ay, mi niña. Eres más inocente que los enanos de Blanca Nieves. Hay 26 reportes en la ciudad y un solo carro. Apúrate o te vuelve a coger Carrión». Silvi soltó su carcajada y fue a palear carbón con sus uñas recién reparadas.

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