Por Oscar Durán
La Habana.- Nos queda muy poco para bajar otro escalón del subterráneo. Se va el 2024, posiblemente el año más malo en la vida de la sociedad cubana. Doce meses grises, con falta de todo, hasta de vergüenza. Pero aquí estamos, ayudando a la causa de Palestina y a punto de recibir el 2025 por todo alto: apagones, puñaladas, muertes, robos, estafas, hambre, sin agua…
Miguel Díaz-Canel dará su acostumbrado discurso de fin de año. Todos sabemos con lo que viene. Lo estoy esperando. Quiero ver la cara de ese sinvergüenza diciéndole al pueblo que “el 2025 será mejor, con muchos retos, pero convencido del triunfo”. Si yo fuera Canel, ni me portara en pantalla, sería el acto más coherente de su vida. Toda la basura que habla se convierte en más desgracia para el pueblo y nadie de sus cercanos -ni su jefe Raúl Castro- es capaz de decirle: “brother, esta vez no salgas a hablar. Coge unas vacaciones con la Machi y ve a España, a buscar pacotillas de nombre Louis Vuitton”.
No es fácil esto que nos ha tocado como sociedad, hasta temblores de tierra vinieron a hacernos la visita. ¿Qué podemos esperar del 2025? No sé si esperar es la palabra adecuada, más bien sería recibir. Desde los interminables apagones, hasta escasez en todos los sentidos de la vida. Es imposible crearse una ilusión positiva en este país, a no ser que tengas 10 mil dólares y te largues de aquí de una vez y por todas. Es la única ilusión inmediata: largarse. Aunque sea a la Conchinchina.
Cuba es un país maldito. No hay por donde salvarla, aunque los muchachones de Con Filo digan lo contrario y la tropa del Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores sigan escribiendo milagros de una Cuba inexistente. El cubano es una persona sin patria, sin futuro…sin nada. El 2025 se va a encargar de reafirmarlo. El agua nos llegará más arriba del cuello y bajaremos un escalón por cada mes.
La única noticia buena es que el año nuevo no empieza el 1 de enero, si no el 20 de enero cuando Donald Trump asuma como presidente de Estados Unidos. Ahí es cuando comenzará la verdadera debacle. Si pensaste que a día de hoy estamos mal, en mes y medio conoceremos el infierno. Y no le eches la culpa a Trump ni a Marco Rubio, aquí los únicos culpables, por sobre todas las cosas, somos nosotros por aguantarle tanto a estos dictadores de mierda.
Que venga entonces el 2025. Aquí lo estamos esperando, sin corriente, sin agua, sin medicamentos, pero lo estamos esperando. Necesitamos seguir avanzando más escalones hacia abajo y eso nadie lo puede detener. Ni la mismísima Seguridad del Estado.
