Por Anette Espinosa ()
La Habana.- Cuando el huracán Oscar golpeó Guantánamo, los Consejos de Defensa a todas las instancias estaban activados, y aún así a los habitantes de Imías, San Antonio del Sur y buena parte de Baracoa, nadie les advirtió que corrían serio peligro. Por eso hubo, según dicen, ocho muertos y pérdidas materiales enormes.
Más allá de los Consejos de Defensa Activados, que deben incluir a los órganos de la Defensa Civil, no se hizo nada, y decenas de miles de personas de esos municipios, entre los más pobres de Cuba, se vieron solos ante el fenómeno climático.
Ahora hay otro ciclón tropical, Rafael, que va a golpear el occidente de Cuba en las próximas horas, en la tarde o la noche de mañana, y así anda el basurero que está detrás de la escuela secundaria básica Julio Constantino Pérez, del municipio artemiseño de Bauta, limítrofe con la capital del país.
Me gustaría que alguien explicará cuándo van a recoger ese basurero, que no se formó allí ayer, el viernes anterior, o hace una semana. En el referido sitio se acumulan escombros y basura de cualquier tipo desde tiempos inmemoriales, y solo muy de vez en cuando pasa alguien y los recoge.
Ahora, puede que el gobierno del municipio esté esperando a que la lluvia que traiga el huracán cargue con toda esa basura y deje limpio el lugar, porque en el municipio no tienen los medios ni el personal para hacerlo.
La situación con la recogida de basura es cada vez más caótica en el país y no solo en los municipios pequeños o en los pueblos de campo, sino en las grandes ciudades o en aquellos cercanos a la capital, incluso dentro de la misma Habana.
Casi no existen vehículos colectores y tampoco hay combustible para que funcionen los pocos que quedan, en una situación que se torna cada vez más alarmante por la proximidad de un huracán que amenaza con golpear a la capital cubana.
La Habana, depauperada, sucia, con calles en mal estado, sin agua potable y basureros por doquier, puede convertirse en pasto fácil para las epidemias, tras el paso de Rafael.