Por Adalixis Almaguer ()
Miami.- Los grandes cambios, los que sacuden los cimientos, no llegan de pronto como un cataclismo, una bomba atómica, un estornudo. Máxime cuando no son para bien porque crecen como la suciedad en el abandono, poco a poco, pedacito a pedacito hasta que lo destruyen todo.
Como buena inmigrante que soy claro que lo que estudié no me ha servido para nada. Claro que soy de esa clase media trabajadora que se mete a tiendas minoristas buscando las rebajas de precios porque no es sólo esta familia, sino aquella de rehén por la dictadura.
Y cuánto mal sabor me ha dejado Ross. Esa la de dress for less. Cuántos recuerdos macabros al querer registrarme a la salida la compra.
De hecho me negué. Una vez que he pagado mis artículos en la caja registradora son míos. Para revisarlos usted tiene que tener causa probable. No me puede obligar. Ya me han obligado lo suficiente en esta vida.
Lo entendería quizás mejor si fuese un servicio de self pay, pero no lo es. De la caja registradora con su cobradora a la puerta hay 10 pasos, quizás menos.
Qué se lo están robando todo? No es mi problema aunque lo sea. No debo pagar yo por las ineficiencias gubernamentales o los inoperantes controles migratorios. El hecho de que medio PCC resida ahora mismo en Miami lo dice todo. Los mayores maestros del robo se gradúan en el Comité Central y están mudando ese CDR para aquí, para la esquina de mi casa.
No diré más nada pero estoy viendo las señales.
Post Views: 80