Berlín.- Tengo mucha. Tengo tanta. Tengo de reserva y para casos de apuro.
Tengo tantísima paciencia para saber que voy a ver caer todas las tiranías si trabajo, si trabajamos bien, si trabajamos juntos.
Amor para comprender lo que no me gusta de mis hermanos y de mí misma y seguirlos amando y amarme yo, a pesar de la fobia a los espejos interiores y los externos.
Fuerza para patear los rencores, los malentendidos, las mentiras y los malquereres cuando se me enredan en los pies como grilletes malditos.
Concentración para que nada me aparte de mi objetivo que es siempre y en última instancia una bronca muy personal que llamo lucha porque se lee más bonito.
Calma, mucha calma para tener en cuenta que puede suceder que yo no vea mis sueños convertirse en verdad.
Conciencia para saber que otros sí lo lograrán.
Porque es hermoso. Y justo.
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