Por José Walter Mondelo
La Habana.- Hoy, aniversario 179 del nacimiento de Antonio Maceo y Grajales, el Titán de Bronce, es necesario recordar, junto a su legendaria valentía y su excelso genio militar, su pensamiento republicano y democrático, que hizo decir al Apóstol la recordada frase de que Maceo tenía «tanta fuerza en la mente como en el brazo».
Lo prueban estas palabras, dirigidas a los delegados a la Asamblea Constituyente, en Camazán, al norte de Oriente, 30 de septiembre de 1895.
«La República es la realización de las grandes ideas que consagran la libertad, la igualdad y la fraternidad de los hombres: la igualdad ante todo, esa preciada garantía que, nivelando los derechos y los deberes de los ciudadanos, derogó el privilegio de que gozaban los opresores a título de herencia y elevó al Olimpo de la inmortalidad histórica a los hijos humildes del pueblo (…).
«Fundemos la República sobre la base inconmovible de la igualdad ante la ley. Yo deseo vivamente que ningún derecho o deber, título, empleo o grado alguno exista en la República de Cuba como propiedad exclusiva de un hombre, creada especialmente para él e inaccesible por consiguiente a la totalidad de los cubanos. Si lo contrario fuese decretado en nombre de la República, semejante proceder seria la negación de la República por la cual hemos venido combatiendo y nos arrebataría el derecho con que Cuba enarboló la bandera de la guerra por la justicia, el 10 de octubre de 1868».
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