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LA CRIANZA DE LOS NIÑOS

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Por Esteban Fernández Roig
(De la quimbumbia al celular)
Miami.- El gran regaño con el cual me metían miedo era: “Muchacho malcriado te voy a encerrar en tu cuarto y de ahí no vas a salir en cinco horas”…
Ya eso no funciona porque los muchachos se pasan los días encerrados en sus cuartos llenos de tarecos, con sus teléfonos inteligentes, internet, televisor, Netflix, computadoras, Nintendo’s y 20 artefactos electrónicos más.
Una vez mi padre me asustó diciéndome: “Si te sigues portando así te voy a cortar el agua y la luz”. Imagínense amenazar con eso a unos niños en la Cuba actual…
Recuerdo cuando encaramé a mi hija Sandy en el refrigerador y le dije: “De ahí no te bajas hasta que te comportes bien”. Hoy en día una niña llamaría al 911, se quejaría y yo fuera preso.
Un día mi otra hija chiquita se me perdió en Disneyland, estaba desesperado, atacado de los nervios buscándola, a los 10 minutos apareció, estaba escondida, todo el tiempo ella
estuvo observándome, y mi pregunta para ustedes es:
¿Alguna vez sus hijos o nietos han hecho algo que provoque emociones encontrada que uno no sabe si abrazarlos llenos de alegría o ponerse bravos y darles dos cintazos?
Y salen con cosas que uno no les enseñó: En El Colmao de L.A., Candy, la hija del dueño, le dijo a mi hija Ana Julia: “Mi niña ¿tú quieres que te sirva un caldito gallego?” y Ana respondió: “Por favor, dame el caldo y quédate con el gallego”…
Mi padre me decía: “Hoy no te voy a dejar ni tocar tu bicicleta” y yo me aterrorizaba. Ahora los muchacho tienen tantos cachivaches que uno no tiene la menor idea de cual quitarles para asustarlos.
Antiguamente la mamá te daba dos nalgadas y la maestra un reglazo , hoy ¡cuidadito con eso!
Y mis hijas que una vez fueron mis niñas, hoy son mis madres y mis maestras. Me regañan y me dan clases. Gracias a Dios, sin darme un reglazo ni un cintazo.

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