Por Gretell Lobelle
La Habana. -Mi amor, te escribí el 14 y me dejaste en visto pero soy tan…(el adjetivo es muy de él, nuestro) y vuelvo a ti
(Conversamos atropellado, tiene el tiempo justo y ahí está escribiéndome)
-El amor no exige, no necesita exigir (pongo Stickers de risa). He estado recogida. La aldea se ha vuelto tan pedestre que me ando saliendo.
Dije que me retiraba de Facebook. En tres días mi Feed ha cambiado tanto que abundan los post de animales, plantas, sucesos extraordinarios. Es increíble como puedes apartarte, salirte y apagar el mundo. Llegas tú con el regalo y me dejas la certeza que quién bien te quiere, te encuentra. Puedes salirte del mundo, aquel para el que eres importante, siempre te encontrará.
Nos enredamos en una conversación donde me pones al día. No hay que hablar mucho. Eres certero para decir lo importante, lo que necesito saber y me da alegría. Se repite lo que tanto y tanto hemos hablado: avanzar, crecer, volar sin límites, beberse el mundo mundial.
Tocamos el tema de «Germen», nuestra espina, su última puesta en la aldea. Ambos nos quedamos con el mal sabor del post que desapareció de la nada. Sé lo rompedor de tu proyecto, también sé que la crítica es poco amable o inexistente. Entiendo de la creación extraordinaria que rompe con el poder, con el canon y duele, molesta, incomoda, entonces se prefiere en elipsis sonreírte, estar al pendiente de todo lo que creas, mirar para ti desde el oropel, como siempre digo el poder y la grandeza no comulgan en la misma mesa.
Quizá por eso no puedo dormir sin hacer este post. No lo hago para nadie, es tuyo. ¡Digamos para molestar un poquito! Joder a «los meta» y a «Meta». Mi texto del 4 de diciembre donde hablaba de lo que me provocó la puesta, con nuestra fotos, tú, la reina y yo, fue eliminado. Lo he buscado por todos lados, (¿ves como siempre habrá OtherSide?) pienso que fue denunciado, no encuentro qué más pensar. Pregunté a un informático y un post así se pierde solo por denuncias que hacen otras personas. No importa. Le he dicho muchas veces que tengo la fábrica. Todas las palabras, sentidas, íntimas, particulares que salen cada vez que te/les veo, están y se multiplican.
Si hay un poquito de dolor es haber perdido el texto. Dolor por ti. No guardo nada. Cosa que va a cambiar. Suelto aquí. Vomito lo que me sale del corazón, del centro del estómago y ya. Pero a ti te gustó ese texto. Me dijiste que te importaba, lo elogiaste. Esa manía que tienes de hacerme sentir querida, de saberme querida, de buscarme siempre en cada momento importante, de consultarme tus ideas, proyectos y yo decir, opinar, aconsejar sin apenas entender el mundo de los danzantes.
Es mutuo este quererse y ambos lo sabemos. Te he dicho muchas veces que soy una mujer dichosa en afectos, tengo el cariño de muchas gentes, pero tú me quieres como yo gusto de ser querida y ahí está la diferencia.
El tiempo es algo extraordinario, pone todo en perspectiva y le damos otro significado a los hechos. Nada pasa por gusto, «querido». Robo tu palabra. A veces para avanzar tenemos que dejar algo en el camino, perder algo y este es el caso. Entender tu singularidad y saberte en ruptura con el canon, he ahí lo extraordinario.
Hoy tengo tu regalo de 14 de febrero, ese que sé es solo para mí y es el aprecio a este sentimiento que te tengo. No estuvo mi cuerpo físico, pero el espíritu de esta mujer anda siempre con ustedes. El mundo es tu techo. Te lo vuelvo a repetir. Tiempo. Los grandes artistas llevan tiempo. Esta aldea está muy loca y sus aldeanos muy desatinados. Es difícil ver lo extraordinario cuando se vive en carencia.
Esta madrugada me haces romper el pacto de no escribir, de pasar inadvertida por este mundo de ceros y unos, pero te lo debo, porque sí, por este amor que les tengo, porque estoy feliz por ustedes y también, no voy a negarlo, por los que me quitaron el texto de Germen. Un beso a la reina que duerme, que quiero y me deja un pedazo tuyo. Descansa tú, que en en pocas horas saldrás a escena. «Mucha mierda»
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