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RECORDANDO EL PASADO

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Esteban Fernández Roig Jr. ()

Miami.- Fuimos a cenar a El Colmao, en Los Angeles. Como siempre, Ana no quería comer nada. La mesera Candy, desesperada, le dijo: “Mi niña, ¿quieres comerte un caldo gallego?”. Y mi hija le respondió: “OK. Está bien, tráeme el caldito, pero no quiero al gallego”.

Voy en mi carro, al timón. A mi lado llevo a uno de los hombres que más yo he respetado en mi vida, el reverendo David Achón, y tengo que detener el auto para dejar pasar un largo tren.

Mi otra hija, que iba en el asiento trasero, me dice: “Papi ¿tú no vas a decir como siempre dices cuando un tren se interpone : ¡Me cago en su madre1?” Menos mal que Achón se rió cantidad.

Un grupo de cúmbilas míos me estaban ayudando a mudar. Cuando terminamos, mi gran amigo ‘el negro’ Manuel Simón, cansado y sudoroso, se quitó la camisa y se sentó en un sillón en el portal, en camiseta. Yo les pregunté a todos cuánto les debía y Simón me dice: “A mí nada, porque cuando todos estos vecinos blancos vieron a un niche sentado en camiseta en el portal, inmediatamente la casa te bajó, por lo menos, cinco mil dólares de su valor inicial”.

Estoy en la sala de mi casa conversando con Carlos Fandiño, ya pasan de las once de la noche, y mi hija Ana -con sólo siete años de nacida- salió de su cuarto soñolienta y le dice a mi amigo: “¡Ay, Carlos, Carlos, Carlos ¿cuando tú te vas a ir? Chico, ya es muy tarde para estar hablando de política en alta voz!”

Estoy en una larga línea de pagar en el Liborio Market, de Enrique Alejo, y veo a lo lejos que mi hija Sandra viene corriendo a mi encuentro, trae algo en sus manos, y desde allá me grita delante de todos los clientes: “¡Mira, papi, encontré tu medicina favorita, la Preparación H para tus hemorroides!”

Mi nieto Andre, cuando era un niñito, un día me dijo: “Ya sé abuelo, ya sé, ya entendí nuestro parentesco: Delante de tus viejos amigos tú eres mi abuelo, pero delante de las muchachas bonitas, eres mi tío ”.

Y… cuidado contiene una mala palabra: Fui a las tres de la tarde a buscar a mi hija a la salida del colegio Santa Genoveva. Ella se me acerca y me dice: “Papi regresa en una hora, estoy de penitencia”

Le pregunté: “¿Qué hiciste?”. Y me dijo :“Nada, dad, en la clase de “Spanish” la monja quiso que les dijéramos las diferentes partes del cuerpo en español y a mi me preguntó cómo se le dice al “low back”, vaya creo que donde la espalda pierde su nombre, y le dije: “¡Culo, Sister Eucharia, culo!”

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