
MIS IDEAS SOBRE LA SITUACIÓN EN VENEZUELA
Por Mauricio de Miranda ()
Cali.- A raíz de lo que está sucediendo en Venezuela, deseo compartir algunas ideas que reflejan mi posición. No pretendo que constituyan verdades absolutas, son las mías. No pretendo convencer a nadie. Son mis ideas y como persona libre que soy, deseo decirlas públicamente.
1. La crisis política venezolana no es un enfrentamiento entre el socialismo y el capitalismo, ni entre una derecha extremista y un movimiento revolucionario de izquierda. Es un conflicto entre un régimen corrupto que se niega a cumplir la voluntad popular y unas fuerzas democráticas que le han vencido y que incluyen un inmenso abanico de opciones políticas que van desde la derecha hasta la izquierda democrática, que han sido capaces de superar sus divisiones para unirse en el objetivo supremo de restablecer la democracia, lo que equivale a restablecer la soberanía popular que ha sido secuestrada por ese régimen corrupto.
2. No puede ser revolucionario un régimen que desconoce la voluntad popular y reprime a su propio pueblo cuando este le exige legítimamente que se someta a la soberanía del pueblo expresada en las urnas y que ya es evidente cuál fue su decisión.
3. No puede ser revolucionario un régimen que tras la mascarada de socialismo y revolución, hace rato abandonó ambos proyectos para centrarse en el enriquecimiento del grupo gobernante y la creación de una nueva oligarquía, la «boliburguesía», mientras empobrecen al pueblo y ocasionan la mayor sangría migratoria de su historia, lo que equivale a expulsar a su propio pueblo.
4. Hemos visto a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Vladimir Padrino y otros acusar de fascistas y de extrema derecha a la oposición venezolana. Sin embargo, ¿cuáles son las características básicas del fascismo?
a) Son regímenes autoritarios en los que no existe ni separación ni contrapesos de poderes. ¿Quienes ejercen el autoritarismo en Venezuela? El régimen de Nicolás Maduro. Ellos controlan todos los poderes del país y los ponen a su servicio. De hecho, cuando perdieron las elecciones a la Asamblea Nacional la inutilizaron desconociendo la soberanía popular.
b) Son regímenes totalitarios que reprimen brutalmente a quienes se les oponen y ejercen el terrorismo de Estado. Esa es la característica del régimen de Nicolás Maduro.
c) Son economías corporativas dirigidas por el Estado, en las que se mantiene un sector privado al servicio de los objetivos de quienes controlan el Estado y un movimiento obrero sometido a ese mismo Estado autoritario. Esa es la característica del régimen de Nicolás Maduro.
Entonces, ¿quiénes son los fascistas aquí? El régimen de Nicolás Maduro.
Sí, es cierto que se han producido desmanes en las protestas. Son el resultado del hastío. No las justifico, las comprendo, porque puedo comprender la desesperación que produce la miseria. Sí, la miseria que vive la población de Petare y otros barrios populares que otrora fueron bastión del chavismo y que ahora siente que la revolución en la que creyeron fue traicionada. Y ahora resulta que desde los círculos del poder les llaman drogadictos. ¿En serio? Y no era para eliminar esas lacras del pasado que se proclamó el «socialismo del siglo XXI»? ¿Cómo pueden ser tan desvergonzados?
Quiero insistir en que en esta crisis se dirimen muchas más cosas que las que se debaten en Venezuela. En esta crisis se define la credibilidad de la verdadera izquierda progresista y democrática. Ponerse al lado del madurismo la descalificará al servicio de la represión y el totalitarismo, y eso no será progresista jamás. No valen tibiezas en esto, sino una posición firme porque las fuerzas progresistas no pueden desconocer la voluntad popular, porque al hacerlo las convierten en reaccionarias y represoras.
Ser progresista es defender las libertades civiles porque en ellas se defiende la dignidad humana. Ser progresista significa luchar por la justicia social, por el mejoramiento del bienestar de toda la sociedad y no de unos pocos. Ser progresista significa defender la soberanía nacional y como parte esencial de ella, la soberanía del pueblo, significa no plegarse a unos imperialismos para condenar a otros. Por eso no se puede ser progresista si no se es profundamente democrático.