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M. Bentz, la inventora de filtro para colar café

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Por Edi Libedinsky ()

La historia de Amalie Auguste Melitta Bentz es un fascinante ejemplo de cómo una necesidad cotidiana puede transformarse en una invención revolucionaria y sentar las bases de un imperio empresarial.

Ella fue la mujer que, harta del café amargo y con posos, inventó el filtro de café.

El Problema del Café y la Solución Ingeniosa

Nacida como Amalie Auguste Melitta Liebscher el 31 de enero de 1873 en Dresde, Alemania, Melitta Bentz era una ama de casa con un problema común a principios del siglo XX: el café. En su época, la forma habitual de preparar café a menudo dejaba posos en la taza y resultaba en una bebida amarga debido a la sobre-extracción.

Los métodos existentes, como las cafeteras de porcelana o los filtros de tela, no eran del todo efectivos; los primeros dejaban restos y los segundos eran difíciles de limpiar y no filtraban bien.

Melitta, una amante del buen café, estaba frustrada. Decidida a encontrar una solución para obtener una taza limpia y sabrosa, comenzó a experimentar. Probó con diversos materiales, hasta que un día tuvo una idea brillante y sencilla: tomó un trozo de papel secante del cuaderno escolar de su hijo Willy y lo colocó en el fondo de una olla de latón perforada (o un recipiente similar al que le hizo agujeros con un clavo).

Al verter el agua caliente sobre el café molido y el papel, observó cómo el agua pasaba lentamente, reteniendo los posos y los aceites amargos. El resultado fue un café más puro, claro y con un sabor mucho más agradable.

La Patente y el Nacimiento de una Empresa

Convencida del potencial de su invento, Melitta decidió patentarlo. El 20 de junio de 1908, la Oficina Imperial de Patentes de Alemania le concedió la protección para su «filtro redondo con papel de filtro prefabricado».

Pocos meses después, el 15 de diciembre de 1908, con un capital inicial de apenas 73 pfennigs, Melitta y su esposo Hugo Bentz fundaron la empresa «M. Bentz» en una pequeña habitación de su apartamento en Dresde.

Al principio, la familia producía los filtros en casa. Hugo se encargaba de la parte de la producción y Melitta de la comercialización. Su innovación fue un éxito inmediato. En 1909, lograron vender 1.200 filtros de café en la Feria de Leipzig.

Al año siguiente, la compañía recibió una medalla de oro en la Exposición Internacional de Higiene en Dresde, lo que consolidó aún más la reputación de su invento.

Desafíos y Expansión

La Primera Guerra Mundial trajo dificultades para el negocio. Las materias primas escasearon, el papel fue racionado y la importación de café se detuvo debido al bloqueo. Melitta mostró una gran resiliencia, manteniendo la empresa a flote fabricando y vendiendo cajas de cartón.

Después de la guerra, el negocio de Melitta prosperó rápidamente. La demanda creció tanto que en 1928 ya contaban con 80 trabajadores y necesitaban operar en turnos dobles. Las instalaciones en Dresde se quedaron pequeñas, y en 1929 la empresa se trasladó a Minden, en Westfalia.

Melitta Bentz no solo fue una inventora y empresaria, sino también una pionera en la responsabilidad social corporativa. Implementó políticas laborales avanzadas para la época, como la semana laboral de cinco días y vacaciones pagadas (que pasaron de 6 a 15 días al año para sus empleados), además de crear un fondo social.

En 1932, Melitta transfirió el control de la empresa a sus dos hijos mayores, Horst y Willy, aunque siguió involucrada en el negocio y velando por el bienestar de sus empleados.

La compañía continuó innovando, introduciendo en 1932 los filtros con forma de cono, que mejoraron aún más el proceso de preparación del café.

Legado Duradero

Melitta Bentz falleció el 29 de junio de 1950, a los 77 años. En el momento de su muerte, su empresa ya era un negocio próspero con una facturación de 4,7 millones de marcos alemanes.

Hoy en día, el Grupo Melitta KG sigue siendo un gigante global en la industria del café, controlado por los nietos de Melitta Bentz.

Su invento, el humilde filtro de café, se sigue utilizando en millones de hogares y cafeterías en todo el mundo, un testimonio duradero de la visión y la perseverancia de una ama de casa que simplemente quería una mejor taza de café

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