Por Hermes Entenza ()
Nuremberg.- Demasiado hermoso el espectáculo parisino para que sea digerido por todos. Hay una gran polémica sobre el espectáculo que ha alcanzado hasta cuestionamientos teológicos, y ya, de hecho, pasará a la historia olímpica.
A veces sentimos miedo de aceptar una obra artística o un evento que rompe las reglas que tenemos incrustadas en nuestra cabezota, y negamos rotundamente la novedad por miedo a lo desconocido o por fanatismo.
En París, el arte y el deporte se abrazaron en bella fusión. Me pareció excelente romper la tradición de los estadios, y que fuese la ciudad el escenario.
Hay muchos escritos criticando y tildando de grosera, vergonzosa, e incluso satánica, la inclusión de personas LGBTQIA+ nunca vistas en escenas oficiales del deporte. A mí me pareció muy bien; fue una producción postmoderna, vanguardista, inclusiva, y de una visualidad alucinante.
El momento más criticado fue la referencia a la antigua bacanal griega (Bacchanalia) con homenaje al dios Baco y a Dionisio, dios de la fertilidad. Se dice que fue inspirada en la obra Le festin des Dieux, de Jan Harmensz, pero si hubiera sido La Última Cena, de Leonardo da Vinci, como piensan muchos, la puesta en escena sería perfecta.
¿Cuál es el trauma? El cristianismo, según se lee en la biblia, es un evangelio redentor e inclusivo, y para los que se denominan cristianos la principal misión es amar al prójimo. Ojalá digan oficialmente que La Última Cena de Leonardo fue la obra que inspiró la apertura, porque entonces tendría sentido el mensaje cristiano.
Esos que segregan y odian son los terraplanistas de la estética y la religión.
La apertura estuvo llena de citas a la cultura francesa y universal, con un recorrido por la música y la historia donde todo brilló.
¿Tuvo momentos flojos? Claro, nada es perfecto. Yo casi nunca he estado de acuerdo al 100 por ciento con las cosas que consumo; creo que solo Juliette Binoche, Johannes Vermeer, Milan Kundera, Beethoven y Jethro Tull gozan ese puesto en mi panteón, ni siquiera Led Zeppelin, y The Beatles; pero así es el arte y la libertad de poder escoger.
Estamos viviendo tiempos muy raros, donde salen ejércitos con el hacha en mano a destruir todo lo que ven.
No fastidien…disfruten.
Pd: Hoy está sucediendo otro evento inmenso. El pueblo venezolano está tratando de quitarse las cadenas. Vamos a ver qué dicen los terraplanistas políticos.
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