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Por Luis Rodríguez Pérez
Quivicán.- Toda estrategia de lucha, debe llegar más allá de conquistada la Libertad. Y es obvio, pues siempre, alrededor de una fruta madura, pululan los oportunistas egocéntricos y los cachorros tiranos.
Es por ello que debemos entender, cuando vemos ciertas posiciones en algún Partido serio. Porque, sí, hay organizaciones nuestras muy serias, aunque no lo creamos (sino, por ejemplo, y sin ánimo de proselitismo barato ¿cómo creería yo, en María Cristina Garrido, como la respetaría, a ella, que es la directora Ejecutiva del Partido Republicano).
Ahora, sucede que, como el principal logro de la Tiranía fue el convertirnos en contenido de sprays (un chorro de gotitas que viven juntas, pero estamos separados -Atomizados-), no somos dado a creer, somos muy desconfiados. Sucede que, como buenos cubanos, nos encanta la muy ligera discusión y el creernos, cada quien, que es un genio en Dominó.
Ahora, no obstante: ¡Qué buena sería, nuestra Libertad! ¡Qué bueno sería, ser Libres! Aunque quienes tomen la responsabilidad del nuevo gobierno no fuesen de nuestro agrado, qué bueno sería. Y sería bueno, porque tendríamos la posibilidad de inmiscuirnos, de pelear por nuestro destino; y no, como ahora, que nos dictan hasta la manera en que debemos morir de hambre.
Y si en algún momento, por estos días, vemos como se desprenden de nuestros cuerpos alguna costra divisoria o churre de resentimiento ¡bah, no importa! ¡Allí delante, a unos metros, está la LIBERTAD! ¡Allí están las carnes molidas de nuestros presos, las lágrimas como océanos, el alma eterna de nuestros muertos enseñándonos, muy firmes y algo risueños, el bondadoso imperio de la LIBERTAD!
¡La deseo mil veces! ¡Mil veces libertad!